Capitulo 81

“¿Usted es…?“. Soraya preguntó con una mezcla de curiosidad y sorpresa.

La anciana, al escuchar la pregunta absurda, se molestó en un instante y le soltó un zape en la cabeza: “Nifia desvergonzada, igual de maleducada que siempre Soy tu abuela, ¿acaso ya se te olvidó después de dos años sin vernos? ¿Cuánto hace que no vienes a visitarme? Tu abuelo y yo no dejamos de hablar de ti, pero tu ni te dignas a visitamos. Desde que te casaste no has vuelto a vernos. Para poder verte, tenemos que ponemos a ver las noticias y cada vez que le veo envuelta en esos escándalos me dan ganas de darte unos cuantos coscomones, a ver si asi te despiertas, ¿no puedes ser una buena chica en vez de comportarte como una rebelde sin causa? ¿No podrías hacerles caso a tus tios y corregir todas esas malas mañas? Si sigues asi, pómo vas a honrar la memoria de tu mama?“. ¡Ella era la abuela de la protagonista original! Soraya miró a la energética anciana frente a ella, buscando en los recuerdos de la verdadera Soraya. La abuela se llamaba Cristina Azul, en su juventud fue la dama más distinguida de la capital, de buena familia y excelente matrimonio. Nunca le faltó nada, siempre rodeada de lujos y sin preocupaciones. Tuvo tres hijos y una hija, todos ejemplos de virtud. Lamentablemente, la madre de Soraya, Ileana Rios, murió joven poco después de dar a luz, dejando a sus hermanos como figuras paternas que, aunque la adorabanan ignorados por Soraya, criada de manera indulgente por Fiona y desoyendo los consejos y amor de sus tios.

Con un brillo astuto en los ojos, Soraya tomó del brazo a la anciana, fingiendo un cariño que no sentia: “Como crees, abuela! ¿Cómo podría olvidarme de ti? Solo estaba jugando contigo para que te relajams, sé que los decepcioné tanto a ti como al abuelo por no visitarlos. Acepto que estuve mal y siempre los hacia enfadar. Pero ya cambié, abuela, Yaya se ha reformado. De ahora en adelante escuchard a los tios y los visitaré más seguido, ¿ves? Ya soy otra, ¿no te parece que

mejor?“.

chica problemática para lucir como alguien presentable. Vamos, acompañame a casa. A

astuto y si se daba alguna pista de su verdadera identidad, levantana sospechas. Intentando negociar, dijo: “Abuela, mejor

abuela, no te estoy engañando. Pensaba que, como Mateo ya nació y aún no los conoce, debería hablar prime con Cristián para llevados

el rostro de Cristina: “Vas a traer

s“,

de venir, para Cristina, la posibilidad de ver al

pensando en cómo convencer a Cristián para llevar al niño a

manera adecuada, levantó una ceja

desastre! ¡Justo lo que me faltaba, encontrarme con ellos! ¿Por qué siempre tienen problemas de salud? Ahora entiendo, todo por culpa de esos malos augurios!

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