Capítulo 120

En la capital, Nayra había pasado dos días en el apartamento de Demetrio. Durante esos días, Genaro le había llamado decenas de veces, pero ella nunca le respondió; pensar en la traición y manipulación de ese patán hacia que ella sintiera rabia pura. Pero, para vengarse, se contuvo y no explotó, había prometido darle a esa pareja despreciable un ‘regalo‘

inolvidable.

Al tercer día, Nayra dejó el apartamento de Demetrio y volvió a su trabajo. Justo en la entrada, Genaro la interceptó: “Nayra, ¿qué está pasando? ¿Por qué no has contestado mis llamadas estos tres días?“, él lucía un elegante traje de color azul oscuro, con el cabello corto y moderno, y un rostro guapo que en ese momento mostraba ansiedad y una furial contenida.

Él la agarró del brazo, y aunque intentó controlar su tono, su irritación era evidente: “¿Por qué no contestaste mis llamadas? ¿Qué pasa con tu compromiso con el miembro de la familia Robledo? ¿Tus padres han accedido a romperlo? He estado esperando noticias tuyas, llamándote sin respuesta, enviándote mensajes sin recibir contestación, ¿sabes cuánto me he preocupado? Mis padres ya han aceptado nuestra boda, solo estamos esperando que rompas tu compromiso con la familia Robledo. Una vez que lo rompas, mis padres irán inmediatamente a pedir tu mano“.

el abuelo Carlos. Ellos eran compañeros de armas, muy unidos; ambos se niegan a romper el compromiso. Genaro, parece que nuestra boda tendrá que esperar. Pero no te preocupes, por ti, estoy dispuesta a enfrentarme a mi familia, solo dame un poco de tiempo. Pero por ahora, tendremos que vernos menos, mis padres me están vigilando de cerca y no me permiten

un poco de tiempo, conseguiré

de una generosa dote, contuvo su frustración y solo preguntó: “¿No dijiste que tu hermano te ayudaría? Mencionaste que, si no querías casarte con el miembro de la familia Robledo, tu hermano hablaría con tu abuelo para solucionarlo,

Mi hermano es

que me ayudará. Incluso dijo que, como parte de mi dote, me dará el 10% de las acciones del Grupo Fuentes. El contrato de esas acciones ya está firmado, solo falta mi firma para que sea efectivo. Genaro, sabes cuánto vale el 10% de las acciones del Grupo Fuentes; espero tener la bendición de mi familia. Así, nuestra

23.22

no nos veamos, una vez que mi

futuro. El asco que sentía por Genaro apenas se ocultaba detrás de sus palabras. ¡Dios!, tener

acciones del Grupo Fuentes, los ojos de Genaro brillaron con avaricia, era el 10%. Eso solo significaba miles de millones en valor de mercado. La familia Fuentes realmente la valoraba, pensó, al estar estos dispuestos a dar tanto. Imaginándose ese valor de mercado, él cambió su actitud instantáneamente, mostrándose comprensivo: “Tonta, la que está sufriendo eres tú, no yo. Enfrentarte a tu familia por mi…. me siento terriblemente mal. Pero no te

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