Capítulo 122

Una semana pasó en un abrir y cerrar de ojos. De repente, la familia Cervantes se preparaba para celebrar el cumpleaños número 70 de Antonio en un gran estilo. El festejo se llevó a cabo en el Hotel Imperial, un lugar que se llenó de autos lujosos y una multitud de invitados; Genaro había compartido con sus padres que, si Nayra se casaba, la familia Fuentes le daria el 10% de las acciones del Grupo Fuentes como dote. Esa noticia llenó de alegría a la familia Cervantes, que no podía esperar a que Genaro trajera a Nayra a casa.

Para demostrar el poder económico de la familia Cervantes y no ser menospreciados por la familia Fuentes y otras familias, decidieron celebrar el banquete en el Hotel Imperial, reservando con esfuerzo y orgullo todo el tercer piso del hotel, el más lujoso de la capital. Un lugar donde solo la élite podía permitirse celebrar, gastando millones solo para agasajar a los invitados. El Hotel Imperial lucía una decoración opulenta, el amplio salón del tercer piso estaba adornado magnificamente, con un candelabro de cristal resplandeciente que iluminaba el lugar como estrellas en el cielo. En el centro del salón, había una mesa redonda gigante cubierta con un mantel bordado finamente, decorado con patrones que simbolizaban longevidad.

Antonio, el protagonista de la noche, se sentaba en el lugar de honor. Aunque su cabello estaba caposo, lucía una chaqueta vibrante, su rostro mostraba vigor a pesar de los años, y sus ojos brillaban con sabiduría mientras recibía felicitaciones de los invitados. Los padres. de Genaro estaban ocupados saludando a los invitados, mientras que Genaro, vestido para impresionar, se movía entre familiares y amigos, lleno de vida y alegria. Nayra había prometido que asistiría al banquete vestida de gala. Por eso, él no pudo ocultar su emoción durante todo el día, luciendo tan orgulloso como un pavo real mostrando sus plumas, la sola idea de tener el 10% de las acciones del Grupo Fuentes lo tenia sonriendo hasta en sueños, incluso su mamá estaba más emocionada que él, revisando el reloj constantemente.

“Genaro, ya es tarde, ¿dónde está Nayra?“, preguntaba su madre.

Con una sonrisa que casi le parte el rostro, él le respondió:“Mamá, acaba de decirme que ya está por llegar“.

tienes que dar lo mejor de ti,

decía: “Tranquila, está tan encantada

Su vestido, adornado con diamantes brillantes, dejaba un rastro de luz con cada paso que daba, era

murmullos de admiración no se hicieron esperar:

es esa mujer? ¡Qué hermosa!“.

había

apareció semejante belleza aquí?“.

reconocieron no podían creerlo: “¿No es esa la

en público. No prestó atención a los murmullos de la gente, y con intención le

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