Capítulo 142

Apenas Herminio salió corriendo, tres tipos lo siguieron de inmediato. Esos tres vestían de manera tan común que pasarían desapercibidos en cualquier calle.

“¡Vamos, no lo dejemos escapar!“, Alex apenas entró en el ascensor y rápidamente presionó el botón de cierre, las puertas se cerraron de inmediato.

Los tres llegaron unos segundos después que Herminio y no lograron entrar al ascensor. Frustrados por no haberlo alcanzado, el líder dirigió al grupo hacia las escaleras: “Por aquí“.

La habitación de Herminio estaba en el quinto piso. Mientras el ascensor bajaba, él iluminó todos los botones. Justo cuando llegó al segundo piso, salió del ascensor y presionó el botón para mantener las puertas abiertas. Luego rápidamente se escondió en un cuarto de almacenamiento; justo cuando lo hizo, esos tres lo persiguieron bajando del tercer al segundo piso.

Al ver que el ascensor no se detuvo, continuaron hacia el primer piso. Herminio esperó unos minutos en el cuarto de almacenamiento. Maldita sea, no tenia ni una sola bala encima, y

encima, estaba herido.

Esperar refuerzos definitivamente no era una opción y enfrentarse cara a cara con esos desalmados solo resultaría en una desventaja. Pero antes de que pudiera pensar en un plan de escape, esos tres desgraciados capturaron a un niño y regresaron al segundo piso..

El líder, con una mirada amenazante, gritó: “Sal, o le vuelo la cabeza a este niño!“.

“¡Ayuda, por favor! ¡Suéltame, malvado! ¡Uhh, socorro! ¡Mamá, ayúdame!“, el niño lloraba desconsoladamente.

y rápidamente se refugiaron de nuevo en sus habitaciones. Solo la madre del niño corrió hacia ellos, desesperada: “¡Mi hijo! ¿Quiénes son ustedes? ¿Por qué tienen a

la amenazó con un arma en la cabeza: “Si no quieres morir, no te muevas“.

Herminio se enfureció. Malditos

para amenazarlo.

niño seguía llorando; uno de los secuestradores le dio una

mato“.

“Voy a contar

aquí estoy“, Herminio finalmente

salió, con una voz fría dijo: “Dejen al niño“.

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Capitulo 142

les hizo señas a sus compinches. Entonces dos se acercaron, uno apuntando a Herminio con un arma en la cabeza y el otro vigilando los alrededores. El lider dejó al aterrado niño en el suelo, la madre del

a la

caminó adelante, resignado: “La lista no la tengo. No tengo nada

la cabeza con la culata del arma: “Menos charla. Si no cooperas, no me culpes si mi arma se

tercos que eran. Aunque había estado infiltrado entre los narcotraficantes por meses, nunca obtuvo la lista, ¿quién diablos había dicho que la tenía?. ¿Acaso fue su “buen amigo” quien esparció ese falso rumor? ¿Por qué si no estarian tras él? Maldición, ¿en qué momento los había ofendido? Les había dado lo mejor de sí, los habia tratado

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