Capítulo 162

La puerta del quirófano se abrid, y Valentin observó cómo sus dos hijos eran llevados fuera, uno tras otro, apresunindose a preguntar.

“Doctor, ¿como están los dos?”

El doctor respondió en voz baja, “El Sr. Lázaro ya está fuera de peligro. El menor ha donado demasiada sangre y ha caldo en coma, necesitar un buen tiempo de recuperación. Por ahora, los he colocado juntos en una habitación para que puedas cuidar de ambos. Esperaremos a que llegue más sangre de otro hospital para hacerle una transfusión”

Valentin asintió, “Bien, gracias, doctor

Después de llevar a sus dos hijos a la habitación, Valentin finalmente pudo respirar aliviado. Mirando el rostro ya recuperado de su hijo mayor y la palidez de su hijo meno se sentia profundamente afligido. Ambos eran su came y sangre. Ahi, con sus dos hijos yaciendo ante él, nadie podria entender el dolor en su corazón. No habia protegido al mayor, ni cumplido con todas sus responsabilidades hacia el menor. Se consideraba un padre fallido.

Dos horas máis tarde

suero colgando, se quedó desconcertado. ¿No habla muerto? Habia renunciado a su dese de vivir cuando enfermo ¿Por qué seguia vivo?

comida, entro. Al ver a su hijo mayor despierto, se lleno

sientes? ¿Hay algo que te

debilmente, miro a su padre, “Papá,

todo se lo debemos a tu hermano. Sin él, incluso si te hubiera traido al hospital a tiempo,

se sorprendio, “Mi hermano?”

hospital y comió al quirófano en menos de un minuto después de la llamada. El doctor do que dond casi la mitad de au sangre para ti. Ahora está en coma Le dijo al doctor que eras su hermano y que hiciera lo que fuera para salvarte. Mira, Lázaro, aunque nunca se hablan visto, estaba dispuesto a darte la mitad de su sangre. Hay mucha gente que te quiere. No debes rendirte frente a la

de su

los ojos firmemente cerrados. Ese era su hermano mellizo. Antes de enfermar, habia visto su foto en un correo. No se parecian

ojos cerrados, funció el ceño de repente y luego abrió lentamente los

relación le impedia expresarse. Valentin, al verlo despertar se llenó de alegría y preocupación al mismo tiempo. “Simon, despertaste. ¿Cómo te sientes? ¿Te sientes manado?” Simón se sentia debily con la cabeza ligera.

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