Capítulo 194

Santiago miraba a Tania con cierta timidez, su tono de voz era suave y llevaba un ruego en sus palabras.

“Tania, ve a ver a tu abuela, por favor. Está en sus últimos momentos y quiere verte antes de partir. No te molestaría si no fuera realmente necesario.”

Santiago manejaba una pequeña tienda de abarrotes. Era de estatura media, bien proporcionado, con el cabello ordenado y limpio, mostrando algunas canas en las sienes. Vestia de manera sencilla, con una camisa limpla y pantalones oscuros.

A pesar de su simpleza, tenia un rostro atractivo, con cejas espesas y ojos grandes; se notaba que había sido un hombre atractivo en su juventud. Era conocido por ser un hombre honesto y trabajador. La luz del amanecer, débil, bañaba su rostro con un brillo dorado, suavizando sus rasgos y dándole un aire más amable.

Santiago toda su vida había sido fiel a Fiona, sin llegar a casarse por ella. Pero la madre de Tania, estando embarazada, se habla enredado con Fabio en busca de una vida de lujo, dejando a Santiago, que la habia amado sinceramente.

Tanja, impaciente, se soltó de su agarre una vez más, con un tono lleno de desden y repugnancia. “Ya te dije que no vinieras a buscarme. Ahora soy la segunda señorita de la familia Valle, no tu hija. No tengo nada que ver contigo. Si mi identidad queda expuesta por tu egoismo, ¿sabes las consecuencias eh? Podrias destruir todo lo que he logrado con esfuerzo. Tú y mamá no pueden darme lo que deseo, así que no interfieran en mi

vida

ningún cariño por tu mencionada abuela. Estoy en las nubes mientras ustedes están en el lodo. Ir a un lugar como el de los Dante solo rebajaria mi estatus. Mira lo que llevas puesto, tu ropa no vale lo que cuesta una de mis comidas. Ir a los Dante, ¿no te da vergüenza? Por favor, te lo ruego, no vuelvas a

te habria buscado, no quiero perturbar tu felicidad. Pero tu abuela realmente está muy mal. Solo ve a verla una vez, no te tomará mucho tiempo. Solo esta vez, para

hogar. Así que, por favor, ten un poco de dignidad y deja de hacerme decir cosas que te

Pero para Santiago, la riqueza material no

con su hija, Santiago, con lágrimas en los ojos y una expresión de resignación, asintió. “Está bien, si not

No podía ofrecerle lo que ella deseaba. Tal como ella dijo, mejor no interferir en su vida de felicidad. Lo que ella vestía y portaba, él nunca podría haberlo ganado en toda su vida. Se consideraba un padre fracasado. Después de todo, ¿cómo podria ser de otra manera si la madre de Tania lo habia abandonado llevándosela aún en su vientre? Aunque en su momento luchó

ante el imponente trasfondo familiar de aquel hombre, Santiago se echó

ella y a su hija la vida que

la vuelta para irse, su silueta se veľa desgastada, sus pasos inseguros,

el borde de su

acababa de tocar estuviera manchado con algo

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