“Lo lamento.” Sollozo. “No debería hacerte pasar un mal rato”.

“Tienes permitido.” Promete, sacando un vestido cruzado del perchero. “Aquí no hay botones ni cremalleras. Ni siquiera tienes que usar sostén”.

“Gracias.” Murmuro, deslizando mis brazos alrededor de su cintura y apretando con fuerza. Sinclair ronronea y me acurruca hasta que me harto, y media hora después estamos de vuelta en los pisos acolchados de nuestra clase de parto mensual, escuchando al instructor explicar precisamente por qué estoy perdiendo la cabeza lentamente.

“Mamás, se sentirán físicamente mejor ahora que terminó el primer trimestre, pero este es el momento en que sus hormonas realmente se aceleran. Es posible que ya estés experimentando algunos cambios de humor intensos, así como cambios físicos en aspectos como el crecimiento del cabello o la pigmentación de la piel”. Ella mira a las parejas extendidas sobre las esteras y veo que no soy la única futura madre que parece avergonzada o ansiosa.

“También experimentarán un aumento de la libido, algo que les animo a todos a aprovechar, ya que no tendrán tiempo para divertirse mucho después de que llegue su cachorro”.

Oh, genial. Pienso con amargura. Como si ya no fuera suficientemente difícil resistirse a Sinclair. Sabía que esto era parte del embarazo, pero tampoco entendía lo impotente que sería ante mis hormonas. Supuse que serían como los cambios de humor del síndrome premenstrual, no estos extremos constantes. El instructor sigue hablando. “En pocas palabras, amigos, es su trabajo mantener a mamá satisfecha y relajada durante estos próximos meses. Ella necesitará que seas su apoyo mientras resiste estos mares tormentosos, así que te animo a que no te excedas mimándola, por muy tentador que sea. Su lobo necesita sentir tu fuerza ahora más que nunca”.

que den el mismo consejo en las clases de parto humano. Le murmuro a

y la voz de Sinclair suena

y me pregunto cómo pudo ver mi expresión en primer lugar. Me

ambos se sientan cómodos”. El instructor continúa. “A mano alzada, ¿quién aquí está considerando un parto en casa en lugar de

estoy abierto a cualquiera de las dos y quiero escuchar lo que ella tiene que decir. Sin embargo, casi tan pronto como levanto la mano, suena un gruñido bajo en mi

mantenerme relajado y escuchar mis instintos”. Declaro ferozmente, imitando

alto riesgo”. Sinclair me recuerda con severidad, los contornos ásperos de su rostro en una expresión

en mi presión arterial alta, sin mencionar el hecho de que seré el primer ser humano en la historia registrada en dar a luz a un cambiaformas. También sé que

en sus ojos: “Tú eres mía, y este bebé también lo es. No voy a permitir que lo pongas

suena más como el gruñido de un gatito enojado, pero estoy seguro de

rodean con fuerza. Su poder me inunda y desearía tener una cola para meter entre mis piernas. “¿Acabas de gruñirme,

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