#Capítulo 272 – El bebé en el bosque

ella

Sinclair y yo jadeamos al mismo tiempo, y mis ojos se abren, encontrando los suyos. Ambos estamos congelados en el lugar, pero entonces suena otro grito y al instante nos ponemos en movimiento, corriendo por el bosque, buscando a nuestro hijo.

“¡Rafe!” Lloro, mi voz desesperada mientras Sinclair se adelanta a mí con sus largas piernas. “¡Rafe, cariño! ¡Estábamos viniendo!”

Los llantos de Rafe son más fuertes ahora, más sólidos, el sonido de un bebé real llorando lágrimas reales. Y luego

De repente, algo capta mi visión por el rabillo del ojo y patino hasta detenerme, girando a la izquierda mientras Sinclair continúa adelante.

Y de repente veo…

Una cuna, nada menos, sentada sola en medio del bosque. Y en él, lo sé, está mi bebé”. ¡Dominico! Lo llamo, queriendo que vuelva, queriéndolo a mi lado, pero no espero. En lugar de eso, me apresuro hacia el costado de la canasta blanca, agarrando el borde con mis manos mientras me acerco a ella, mirando desesperadamente dentro.

Y luego.

Ahi esta.

Mi bebé, mi cachorro, mi hijo, luciendo exactamente como sabía que sería, no como me imaginaba que se vería, sino como sabía que sería.

Me quedo sin aliento, sin palabras, mientras alcanzo a mi hijo, que maúlla silenciosamente de descontento en su camita, envuelto en una manta blanca limpia. Lenta, suavemente, lo dejé en mis brazos, solo mirándolo mientras escucho fuertes pasos detrás de mí.

“Ell-” Escucho comenzar a Sinclair, pero luego, cuando me giro, olvida el resto de la palabra. Tartamudea hasta detenerse, con la boca abierta mientras nos mira a nosotros, a los dos, madre e hijo. Pero apenas le dedico una mirada y vuelvo la mirada hacia mi pequeño hijo.

“Oye, cariño”, murmuro, con la garganta ahogada por la alegría y las lágrimas. “Hola, bebé Rafe. Te hemos estado buscando”. Lentamente, empiezo a mecerlo y hacerle saltar, tranquilizándolo, dejándolo sentir que lo sostengo contra mí, haciéndole saber que estoy aquí, que lo siento mucho y que lo amo con todo mi ser.

Escucho a Sinclair acercarse unos pasos e inclino al bebé que todavía llora hacia él, dejando que mi pareja mire a su hijo. Miro a la cara de Sinclair cuando lo oigo ahogarse. Estoy un poco sorprendida –pero sinceramente, no sorprendida– cuando veo lágrimas corriendo por su rostro.

“Oye, chico”, comienza, con la voz temblorosa y la mano temblando un poco mientras extiende su guante gigante para tocarlo. Pero antes de que pueda ponerle un dedo encima, veo a Sinclair dudar y retirar su mano.

un poco.

la cabeza y mirando la perfecta piel de

que le hace quejarse y tener hipo mientras sacudo la

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No te lo permitirás”. Entonces, todavía vacilante, Dominic extiende sólo la punta de su dedo y lo roza contra la

y puedo escuchar su corazón en esta

pero luego miro a Sinclair y me enamoro de él de nuevo, viendo la esperanza, la alegría y la plenitud en sus

le ofrezco, sosteniendo al bebé hacia

niega con

quiero dejar nunca a este pequeño bebé, quiero tenerlo así para siempre. En cambio, Sinclair da un paso más hacia mí y nos rodea a ambos con sus brazos, rodeándonos con su

profundamente, parpadeándonos adormilado con sus pequeños ojos grises de

ser tan grande y fuerte”, le susurro

estamos ansiosos por verte

susurra Sinclair, con la voz entrecortada. “Solo espera. Tu mamá te cargará y te mantendrá a

soportar. No es de extrañar que se hubiera estado escondiendo, que se hubiera alejado de mí y de los horrores de este mundo. “Ahora será diferente,

envoltorio. “Solo espera.” Y mientras miramos, la pequeña mano

mientras los miro, los dos hombres que son el mundo para mí. Pero incluso mientras observo, siento que el estado de sueño comienza

digo a Sinclair, sosteniendo a mi bebé con fuerza contra

  1. ir.

que no hay razón para luchar contra ello. Todos los sueños llegan a su fin, incluso los perfectos como éste. Apresuradamente, vuelve mi rostro hacia el suyo y me da un beso en la

a los míos. “Vuelve a mí, Ella. Despertar.

asegurándole. “Lo haré, lo prometo. “Vuelvo a ti.

para decir algo más, pero antes de que pueda, el sueño se desvanece. Y luego

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Sinclair

con un grito ahogado, los recuerdos del sueño resuenan en mi mente, y me giro hacia Ella, buscando desesperadamente esa dulce sonrisa, el destello de sus

Pero…

lado. Que simplemente está quieta, respirando esas mismas

“Bien, estás despierto”.

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