#Capítulo 286 – A casa lo más rápido que podamos

ella

En el momento en que Hank dio su consentimiento, Sinclair se movió, me tomó en sus brazos y caminó hacia la puerta de la clínica. Al salir llamamos bastante la atención: un hombre gigantesco sacando a una pequeña mujer embarazada de la consulta del médico y ella riéndose de alegría durante todo el camino. Pero no me importó. Los ignoré a todos, acercándome a Sinclair, ansiosa por su calidez, su consuelo y su amor.

No nos decimos una palabra en el camino a casa. En lugar de eso, miro por el parabrisas del auto con la mano de Sinclair agarrada entre la mía y mi respiración se entrecorta. Mi mente vaga de un lado a otro entre los pensamientos sobre mi hijo y mi embarazo, y el pensamiento de mi pareja…

Mi compañero, su cuerpo musculoso y duro, que he deseado durante semanas pero que ni siquiera me he atrevido a tocar fuera del espacio onírico, por miedo a perder el control. De su boca, caliente sobre la mía, de su polla dura y gruesa, presionándose contra mí, deslizándose dentro de mí y

“Tienes que parar”, gruñe Sinclair, mirándome mientras acelera entre el tráfico, entrando y saliendo de autos más lentos con gracia experta. “Puedo sentir lo que estás pensando, puedo olerlo, y si no te detienes, voy a detener este auto justo aquí.

Luego, solté su mano y me incliné hacia adelante, deslizando mi mano sobre

mirándome furiosamente. “No hemos llegado tan lejos para morir

Luego, inclino mi cabeza hacia atrás y dejo que mi mente divague, pensando en todas las cosas que le haré en el momento en que lo lleve a

Sinclair atraviesa el

se dirija a las escaleras, subiéndolas de dos en dos. Se mueve con una

Envuelvo mis brazos alrededor de su cuello y le devuelvo el beso, dejándole sentir mi alegría de poder abrazarlo de nuevo, de estar con su cuerpo de la manera que me parece adecuada, de dejarle sentir mi hambre y mi deseo. Sin embargo, después de un momento, Sinclair cierra la puerta de una patada detrás de nosotros y me

la camisa y puedo ver bien todo lo que me

observo a mi pareja, los músculos ondulantes de sus pectorales y

estrecha. Maldita sea, pero

jefe Alfa”, bromeo, inclinándome hacia atrás sobre mis codos y juntando mis piernas

lo suelta de un solo tirón y empuja la cintura de sus pantalones para que caigan al suelo, sus pantalones

arrastrándose sobre mí como lo hizo la última vez que estuvimos tan cerca, haciendo de su cuerpo una jaula sobre mí, una de la cual no tengo absolutamente ningún deseo de escapar. Mientras cierra el

repente, me doy cuenta de que este es su juego y sonrío. Lo torturé en el auto, y ahora él me está pagando, haciéndome esperar mientras él permanece encima de mí. El lobo en mí muerde el anzuelo y gruñe mientras atraigo su cara

le da a su cuerpo lo que desea, que es estar cerca de mí, conmigo, ahora. Me giro hacia un lado, no queriendo que me aplaste debajo de él, y Sinclair aterriza a mi lado en la cama mientras le abro la boca por completo, dejándolo explorarme con

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