Capítulo 5

Durante todo el proceso, Clara se mantuvo pasiva, al igual que sus sentimientos agotados hacia él. Miraba a su ex con odio en sus ojos.

Raul la soltó y rio friamente “¿Crees que puedes acercarte a Flynn? ¿Piensas que tienes lo que se necesita? Todo el mundo sabe que él es muy exigente, no se mezcla con las mujeres a la ligera. Además, Clara, te pones nerviosa con solo un beso, ¿podrías soportar si un hombre intenta quitarte la ropa?”

Clara no queria ver su cara. Bajo los ojos y dijo: “Eso es asunto mío, no tiene nada que ver contigo!”

Raul la miraba desde arriba con una voz indiferente: “O es que no puedes olvidarme y te acercas a Flynn solo para presumir delante de mí, crees que me importa?”

Ella se sintió enferma, levantó la cabeza y lo miró: “Raúl, si no hubieras traicionado a mi padre, a mí no me importaría con quién te casas! ¡No te hagas ilusiones!”

Raúl la miró fijamente. Clara se obligó a mirarlo a los ojos, no queria parecer débil frente a él. Después de un rato, el hombre sonrió burlonamente: “Clara, desearias estar conmigo! Veremos!” Dicho eso, abrió, la puerta y se fue.

La lujosa puerta de madera hizo un ruido fuerte, oscilando. Las piernas de Clara se debilitaron, apoyó su cabeza contra la pared y las lágrimas comenzaron a resbalar por sus mejillas.

había dado tanto

con ella para jugar con sus sentimientos, nunca había pensado en casarse con

de sí

“Clara.”

voz de Lola llegó a sus oídos. Clara se secó las lágrimas y miró hacia arriba, quedando

puerta, además de Lola y su marido, estaba Flynn. Él estaba vestido con

Raúl, sino que explicó: “Empezó a llover repentinamente, no pudimos jugar al

“¡Sí, sí! Vamos a reprogramar… Abogado Bécquer, ¿podrías

el enrojecimiento en la esquina de sus ojos, su mirada era complicada. Después

suspiró aliviada, pero se sentía

se fue

buscar el coche. Después de un rato, un Bentley dorado se detuvo lentamente frente a Clara, ella no tenía paraguas, ni el

que tuvo que dar para llegar al coche, su ropa ya estaba empapada. Una vez en el coche, estaba un poco inquieta, temiendo que Flynn se molestara. Él la miró de reojo, no dijo

de una colina, tuvieron que dar varias vueltas en el automóvil antes de llegar al pie de la colina. El aire acondicionado estaba encendido y en poco tiempo Clara comenzó a tiritar de frío, sus labios se volvieron pálidos. Cuando el semáforo se puso en rojo, Flynn

Flynn no apagó el aire acondicionado, mantuvo su mirada en el camino. Llovía a cántaros, el tráfico estaba atascado, el semáforo se puso verde varias veces, pero los vehículos no se

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