Capitulo 28

Flynn la miró en silencio. Después de un rato, soltó su brazo que la sostenía, se recostó suavemente en el respaldo del asiento de cuero, y cerró ligeramente los ojos, se veía muy cansado.

Clara no lo regañó, sólo lo observaba de reojo.

Un rato después, Flynn se levantó y presionó un botón. El techo del carro se abrió, sustituyendolo por un vidrio de color azul oscuro. Como estaban en la montaña, las estrellas en el cielo nocturno parecían especialmente brillantes a través del techo del carro.

Flynn volvió a recostarse en su asiento, no dijo nada, sólo miraba el cielo nocturno con atención, ella quería preguntar algo, pero él la abrazo. Tuvo que recostarse en su hombro, oliendo la fragancia especial de sandalo de su cuerpo, el rostro de ella se puso un poco caliente.

“¡Quédate conmigo!“, la voz de Flynn era algo ronca

Clara no pudo rechazarlo. No estaba segura si todos los hombres exitosos eran buenos para mostrar su vulnerabilidad, ni si todas las mujeres se conmoverian por ello, pero Flynn la habia ayudado una vez, y cuando mostraba cansancio y vulnerabilidad, ella no podia simplemente alejarse de él. Quizas porque estuvo en silencio durante mucho tiempo, Flynn le preguntó en voz baja: “¿En qué estás pensando?“.

en nada! La mente

ambos se quedaron en

él, definitivamente estaria mintiendo. No lo rechazaba del, en

cintura

masculinidad de Flynn, Clara tuvo que admitir que la estimulación sensorial que él le brindaba, Raúl nunca le había dado. Incluso si no fuera forzada por las

bajó la vista para mirarla en sus brazos. Su largo y fresco cabello de color marrón claro se extendia sobre sus hombros, su rostro pequeño y limpio,

muy hermosa, su belleza no era deslumbrante, sino más bien suave y

de ajetreo, Flynn también se sentía algo cansado, cerró

cierto lugar de el pasaba algo natural, ella que no habia tenido experiencia con hombres, no sabia que todos los

y no se

oscuro interior del carro, la mirada de Flynn era ardiente como fuego.

en voz baja “¿Que hora

Flynn era calido en su oido: “Casi la una de la madrugada. Espera

se quedó acostada obedientemente en sus brazos. Flynn de repente soltó una risita baja, su estado de ánimo mejoro un poco, y con su dedo acarició suavemente su mejilla: “¿Asi de fácilmente aceptas? Srta. Castillo, ¿estas pagandome el favor,

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