Capítulo 16

“Si no fuera por la bondad de Yuria, jahorita mismo estarías encerrada!”, Renán me regañaba con una voz helada. Y, ahi estaba yo, parada, insensible a sus palabras, por más que me presionaban, me negaba a arrodillarme y a pedir disculpas.

“Si no quieres disculparte, pues bien, acompáñanos esta noche a divertirnos. Te aseguro que no te vamos a matar”, bromeaban unos cuantos hijos de papi con risitas burlonas.

Me quedé firme, mirando a Renán: “Ya te expliqué, no fui yo quien la empujó, ¿por qué simplemente no puedes creerme?”.

Renán fruncía el ceño, claramente impaciente: “Tienes un talento único para mentir…”

“Está bien”, lo interrumpi para que no dijera más, ya no podía soportar más dolor de su parte.

“Me disculpo”, mire a Yuria y le sonrei con ironía. “Ganaste”.

Yuria me observó y luego volvió su vista hacia Renán: Déjalo, de todas maneras, no es una disculpa sincera”.

“Nayra!”, Renán me advirtió.

Di un paso atrás y coloqué el ramo de flores con cuidado en el suelo. Cómo había anhelado recibir un regalo de él, aunque fuera solo un simple ramo de flores, pero nunca lo hubo. Con las piernas temblando, me arrodillé.

mirada,

propósito”, me dijo Yuria fingiendo ser la buena del cuento. No respondi y tampoco

toma este acto como si te devolviera el favor de cuando luchaste por salvarme aquel dia. Ya estamos a mano”, lo que quedaba era solo el dinero. Y ese dinero, encontraría la forma de devolverselo. Renán apretó sus manos en puños: “Si ella quiere arrodillarse, que se

arrodillé en el frío suelo, desde las cuatro de la tarde hasta las siete de la noche, hasta que mis piernas se entumecieron y no pude

¡Deja de hacerte

una cama de hospital, con suero corriendo por mis venas, no había nadie en la habitación, solo yo. Me quité la aguja y me levanté de la

el sol, pero aun así senti que hacía frío, el otoño en Monte Azur era así, desolador y

que escape, un ladrón! ¡Atrapen al ladrón!”, caminaba por el callejón cuando alguien me empujó,

podía ver sus ojos, claros y suplicantes, me arrastro detrás de los contenedores de basura, tapándome la boca para silenciarme, pude sentir claramente su respiración y

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Capitulo 16

latiendo.

perseguidores se fueron, me soltó y

robaste?”, le pregunté en

con la cabeza gacha, se podía decir que era

y esta pulsera también vale algo. Toma todo”, le dije mientras dejaba el dinero y la pulsera en el contenedor de basura, y me alejé

mis padres murieron, era el único regalo que había recibido de él. Antes la valoraba mucho, pero ya en ese momento, solo quería escapar, no queria tener nada

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