Capítulo 29

Renán no se fue a casa, sino que se dirigió hacia el callejón de las Palmas y el viejo callejón, yo no sabía qué tramaba, solo lo seguia sin rumbo fijo, paso a paso. Tal vez, estaba demasiado ansiosa por ver su expresión al conocer la verdad, ¿seria remordimiento, o tal vez alivio? ¿O acaso buscaria proteger a Yuria al primer instante?

“Renán, ¿alguna vez sentiste algo por mi? Cuando me hacías daño, ¿qué pasaba por tu mente? ¿Un desprecio que se mezclaba con una toma sin limites?, preguntaba parada atrás de él, una y otra vez. Aunque sabía que no podia oirme, seguía insistiendo por una respuesta.

“La verdad es que no encontramos ningún rastro de Nayra, la policia dice que es un hecho que la hicimos venir entre el 13 y el 14, y eso lo hemos admitido, pero insisten en que las cámaras muestran que Nayra también vino el 15, y fue al viejo callejón, yo mismo vi las grabaciones, ella de hecho vino, y lo hizo sola”, el amigo de Renán llegó con los resultados de la investigación.

Yo los miraba con una sonrisa helada, ¿realmente no sabían o solo estaban actuando? Claramente escuché sus risas y juegos el día que sucedió el incidente, a través de los auriculares, ellos estaban al otro lado del monitor diciendo que una mujer como Nayra ni siquiera merecia la atención de un loco.

“Ese día del 15, ¿qué hacía ella sola aquí?”, preguntó Renán con una cara que no auguraba nada bueno, mirando a su alrededor. “¿Las cámaras la captaron yéndose?”.

“La policía solo sospecha de un conserje que, en el lapso de tiempo de la desaparición de Nayra, fue la única persona vista saliendo con un gran contenedor de basura, pero de ella no se vio nada”, su amigo hablaba cada vez con menos seguridad.

en voz baja: “Renán, no será que a Nayra

comenzando a entrar en pánico: “No digas tonterías, ella no

estaba allí, observándolo, sintiendo la

quiere, fue capaz de empujar a Yuria por las escaleras, e incluso de envenenarla solo por egoismo, si se muere, hasta sería un alivio”.

pero la razón por la que ellos no me respetaban, se burlaban, me acosaban e

frunció el ceño, mirando al otro con ojos sombrios y algo intimidantes. Ese tipo, lo recuerdo, se llama Juan, y una vez me agredió en el jardin trasero de la familia Hierro, pero no tuvo éxito, le rompi la cabeza y huyó despavorido. Después de eso, me amenazó para que no contara

que, aunque lo hiciera, nadie me creeria, para asegurarse de que nadie me creyera, difamar y destruir mi reputación entre su grupo de amigos que compartía con Renán,

era desacreditada, lo que él me había hecho quedaria como una mancha más entre muchas, y aunque lo dijera, nadie me creeria. Y, de hecho, así fue.

dieciocho años. En ese entonces, su madre le dijo con desdén a la mamá de Renán: “Hermana, si

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Capitulo 29

es que cuidas

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