Capítulo 48

Era una respuesta del cuerpo humano al miedo y la tristeza extremos, no era que la escena fuera tan repugnante.

En el oscuro sótano, había una vitrina de tamaño humano iluminada desde abajo, como si fuera un relicario en un museo. Dentro de la vitrina, colgaban innumerables bolsas de suero alrededor de mi cuerpo, expuesto como una muñeca, con los ojos arrancados y cubiertos con una cinta roja, mi piel ya no tenia color, pálida como la muerte, vestida solo con un vestido rojo de tirantes, con los pies clavados en la base de la exposición.

Los bomberos y médicos con sumo cuidado levantaron la vitrina y todos dieron un respiro helado al verme. En ese instante, mi cuerpo parecia la más hermosa obra de arte, expuesta alli.

Renán se quedó quieto, con la mirada saltando y los ojos desbordantes de pánico y confusión. No sé qué estaria pensando en ese momento, ni yo misma podia soportar mirar una vez más.

“Ese loco, le arrancó las uñas para incrustarle cristales, los pendientes también de cristal, y su piel está tatuada con cristales. Lo que Nayra lleva puesto y lo que la rodea es de gran valor, incluso esta vitrina no es de un vidrio común. Todavia tiene pulso, la respiración es débil“, gritó el médico, indicando a todos que tocaran mi cuerpo con cuidado.

Sorprendida, me volvi a mirar al médico, ¿todavia tenia pulso? ¿Respiración débil? ¿Qué significa eso? ¿Todavia no habia muerto?

para mantener las funciones vitales básicas del cuerpo, ahora la víctima está en un estado similar al de un coma. pero aún con signos vitales“,

salvala! Doctor, les suplico, ¡sálvenla!“, se arrodillo en el suelo, con el cuerpo temblando y golpeándose la

puede estar colocada en esta posición, si

suplicaba Helda

lentamente los ojos. En ese momento, creo que entendi por qué mi alma no habia desaparecido junto con mi cuerpo, era porque

pasó un buen rato antes de que pudiera decir esa palabra con

гопса.

¿Sálvala? ¡Qué irónico!

si quisiera asegurarse de que la personal exhibida en la vitrina realmente era

la vitrina era yo, bajó la cabeza, incapaz de levantarla de nuevo. Se le llenaron los ojos de rojo, como si estuviera sumido en una tristeza profunda. Pero, cada movimiento suyo, ya era una ironía para ml.

¡Qué patético!

control, corriendo hacia él para darle una bofetada.

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