Capítulo 54

“Sobre este asunto, no hay que apurarse“, traté de mantener la calma, postergando lo inevitable con la mayor dulzura posible. “Los hijos son el fruto del amor de los padres, pobrecitos aquellos que nacen sin amor, aún no estamos familiarizados con él“.

Kent me miraba con ojos cada vez más profundos y de repente soltó una sonrisa seria: “¡Nos conocemos bastante!“.

Lo miré sorprendida, por primera vez vi la encarnación de la frase ‘seductor‘ en un hombre. Sus ojos brillaban intensamente, tan claros como si todas las estrellas del cielo se hubieran fusionado en ellos. Esos ojos, eran como estrellas deslumbrantes.

“Tranqui, si me escapo, te prometo que también te saco de aqui“, le aseguré, intentando apaciguarlo. Habia demasiados secretos en él y necesitaba ganarme su confianza. Por lo que, primero tenia que hallar la manera de largarme y luego buscar a Helda.

En cuanto a Renán y Yuria, al recordar a Renán, mi mirada se endureció. Finalmente habia muerto como él queria! Él ya debía de estar sin preocupaciones, debia de estar feliz con Yuria. ¿verdad? ¡Pero no pienso dejar que él y la mujer que me mató lo tengan tan fácil!

Si la vida me ha dado una segunda oportunidad, voy a asegurarme de que ellos paguen con creces todo lo que sufri; mientras seguía revisando los cajones, encontré un botiquin en el segundo. Saqué yodo y algodón, y le pedi a Kent que se acercara para tratar sus heridas.

Kent era un enigma para mi, no podia descifrarlo, él era misterioso y su locura daba miedo. Pero parecia disfrutar fijándose en mis ojos, y no sabia qué esperaba descubrir en ellos, a veces sentia que estaba viendo

a otra persona.

le gustaba repetir ese nombre, con una voz ronca pero

de atender las heridas de sus manos, levanté la vista y

me miró, nego con la cabeza y luego asintió con un gesto de dolor: “Duele

mirada. Su estado actual era tan distinto al hombre que había querido estrangularme al despertar, ¿realmente tenia doble personalidad?

poco, en unos dias estarás mejor. No mojes

y obediente, asintió:

latir con fuerza, luchando por mantener mi ‘dulzura‘: “¿Por qué

la dirección donde estaba el certificado de

“¿Este tipo era tonto

y lápiz y escribi unos ejercicios de

miró la suma y

a pesar de mi miedo intrinseco hacia él, su risa tenia algo mágico que lo hacia parecer

ningún tonto“, parecia haber leido mi mente y

“Saber sumar no significa

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