Capitulo 137

“Ull Que no te hayan matado ya es buena suerte, provocar a alguien con problemas mentales, me parece que no valoras tu vida“, regañó el policia al otro tipo.

El sujeto, claramente asustado, ya no gritaba ni armaba escándalo. El asistente echó un vistazo a Osvaldo y con respeto dijo: “Joven, podemos volver a casa“.

Osvaldo extendió su mano y tomó la mia, murmurando: “Nayrl, volvamos“.

Senti una molestia sin razón, no entendia por qué me sentia asi. En la entrada, la familla de la joven también habla venido a buscarla y, por su aspecto, se vela que no estaban mal económicamente, y eso me tranquilizó.

“Señorita, Joven guapo, nos veremos luego“, se despidió la joven con un gesto antes de ser subida al coche por un hombre de presencia imponente y buen aspecto.

“Gracias por lo de esta vez“, nos agradeció el caballero con cortesia, un verdadero galán, dirigiéndose a nosotros dos.

“No se preocupe, fue un gusto ayudar“, respondi con una sonrisa leve, por cortesia. Osvaldo, sin embargo, observaba al hombre con precaución, protegiéndome detrás de él.

El hombre también le dio una mirada y sonrió: “Entonces no molesto más“.

Osvaldo seguia siendo protector como

recostado en la ventana, tranquilo. Lo miré perdida

vez tiene problemas si no lo provocan“, me explicó el asistente en voz

dije nada. Al llegar a casa, convenci a Osvaldo de que tomara el medicamento para el resfriado y lo

a Kent?“, le pregunte

tenia catorce años y estaba en Clase Élite, ya

en que la familia Linares

en aquel entonces?“, le pregunté con curiosidad. Un adolescente en

estar parado alli“, dijo Nicanor con cierta nostalgia. “Pero, la alta

Pensé por un rato antes de preguntar con delicadeza: “¿Cuándo se

años, el joven sufrió un trauma“, me llevó Nicanor al ático, a una pequeña habitación. Al abrir la puerta, vi que estaba llena de recuerdos de Kent. Habia

en la puerta, impactada, sin poder decir palabra ante una habitación llena de reconocimientos.

reprimido“, explicó Nicanor mientras me mostraba cada objeto. “Esta es del

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repentino, me resultaba tan familiar. El joven en la foto tenia una sonrisa radiante y los ojos claros e inocentes. En aquel entonces, Kent era realmente puro e inocente: con un trofeo en mano,

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