Capítulo 155

“¿Hablar de trabajo y venir a casa? Eso no es para negociar, es para amenazar“, murmuré con ironia.

Nicanor, con esa cara de querer decir algo, pero sin atreverse, finalmente soltó: “El señor insistió en que tenía que verlos hoy, dijo que si no, que se olvidaba de la alianza y se iba con Braullo a hacer negocios“.

Yo conocia de sobra el juego sucio de Renán, cómo se le revolvía el orgullo. Después de que Kent lo pusiera de rodillas, estaba claro que no se quedaria quieto hasta recuperar su dignidad.

“Si quiere esperar, que espere“, dije un poco irritada. “Dile que Kent y yo no vamos a volver esta noche y si se pone muy pesado, suelta al perro“.

Renan le tenia pánico a los perros, Teresa me habla contado que de chiquito uno le habla dado un buen susto.

Nicanor se quedó callado un rato, seguro pensaba que estaba siendo muy dura. Después me dijo: “Señora, la alianza con Grupo Hierro es clave, hasta que no se dé el negocio no podemos convertirnos en enemigos“.

El sabia que le pedía mucho, pero los negocios eran negocios, no un juego de niños. Me quedé pensativa, acariciandome la frente con preocupación. Yo, que habla estudiado finanzas, entendia perfectamente que el mundo de los negocios solo existian los intereses, no los amigos o enemigos eternos, si Renán se aliaba con Braulio, para Osvaldo y para mi la vida se nos iba a complicar aún más, seguro que Braulio ya estaba planeando cómo hacernos caer.

en

propósito, mejor que no vuelva hoy. Las cosas andan medio turbias por el barrio, hay unos tipos sospechosos rondando, creo que son de Braulio, no van a dejar las cosas así nomás. Usted y el joven tengan cuidado“, me advirtió Nicanor. Si habla

iban

Kent salió del baño. Ahi estaba él, sin una prenda encima, con las gotas de agua resbalando por su piel con el cabello mojado, como si yo no estuviera ahi. Instintivamente

hombre era atractivo, pero ¿era momento para eso?

miró confundido: “Es legal“, dijo, como

no perder la paciencia:

apariencia, más bien le daban un aire de porcelana con grietas heladas, una belleza peligrosa. Si uno solo viera su cara cuando se hacia el inocente, pareceria un ángel puro,

me miró, con ojos de cachorro abandonado, como preguntándome si asi estaba bien.

la cicatriz en su muñeca, era un simbolo que él mismo se había hecho: “¿n?“.

por qué se

infinito, no tiene fin“, me explicó, refiriéndose

de cabeza inmenso. ‘Infinito, sin fin“.

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Capitulo 155

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