Capítulo 4 ¡Nos casemos!

—De acuerdo. Mañana asistiré al banquete para conocer a Don Mendoza. Además, prepararé un gran regalo para este respetable caballero mayor. No te preocupes, me comportaré adecuadamente —prometió Valentina.

***

Después de que Noah se marchó, Valentina recogió las fotos del suelo y lanzó una mirada fría a Luna, mientras decía:

—Tienes muy buenas habilidades en fotografía, ¿verdad? Pero, es una lástima que no hayas capturado su rostro.

El hombre tenía una apariencia muy atractiva, incluso más que las estrellas famosas.

Luna se sintió un poco culpable, sabiendo que Valentina sospecharía de ella por lo sucedido anoche. Justo cuando estaba a punto de justificarse, Valentina apartó la mirada y la dirigió a Aitana.

Aitana aún mantenía su expresión inocente como siempre, pero en su interior estaba llena de envidia. No esperaba que Noah aún tuviera la intención de casarse con esa mujer, a pesar de haber obtenido pruebas de la traición de Valentina. Esto la llenó de indignación.

Sin embargo, justo cuando quería incitar a Marc para que expulsara a Valentina de esa familia,

Valentina mostró de repente una sonrisa y le dijo unas palabras tan crueles como un cuchillo para ella:

—Mañana se celebrará el banquete de cumpleaños de su abuela. Noah me informó para que me prepare, ya que hablará de nuestro matrimonio en el banquete. Aitana, ¿también asistirás?

palabra… Noah nunca la había llevado a su casa ni habían aparecido

qué Valentina podía hacer todo eso públicamente mientras ella tenía que ocultarse

expresión suave e inocente de Aitana se oscureció por la indignación y la envidia, lo que pareció muy gracioso para Valentina:

en la misma cama, había recibido un mensaje de Noah pidiéndole que acudiera a la habitación. Según

“simple

mirada irónica y salió

pero debía prepararle una gran “sorpresa”. Si quería arrebatarle la empresa Starlight Joyas, ¡tenía que

de hacerlo sería casarse con otro hombre que no fuera él.

y entrecerró los

es una respuesta

***

Eran alrededor de las doce del mediodía y el bar aún

cerrada, pensando en cómo ponerse en contacto

bar, un guardaespaldas le entregó un pad a

sospechosa en la

asesino cuando llegó a la ciudad, Santiago dejó a su asistente, José, y a un grupo de guardaespaldas

le había robado la ropa y lo había humillado con una moneda. Justo cuando estaba a punto de decirle

mostró una sonrisa

—¡Tráiganla aquí!

se abrió y varios hombres

nuestro jefe

información del hombre a través de esos guardaespaldas. Sin embargo, cuando quería hacer la pregunta, ¡se dio cuenta de que

lo llamaban

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