Capítulo 7 ¡Ella era su patrocinadora!

Cuando Valentina llegó a la mansión, se encontró bloqueada fuera de la puerta y escuchó el furioso grito de Marc desde dentro de la villa:

—¡Y todavía tiene la audacia de regresar a casa! Alicia, ¡ve a echarla de aquí!

—Marc, no te enfades tanto. Te pondrás enfermo… —persuadió Alicia.

—Papá, deja que Valentina entre. Aunque ella traicionó a Noah, probablemente fue una inapropiada casualidad. Después de todo, los hombres en el bar Noche Estelar todos trabajan en… aquella ocasión especial… Si Valentina le pagó el servicio al hombre, él no lo dirá a otras personas, ¿verdad? —también dijo Aitana haciendo eco.

En la sala de estar, Alicia y Aitana parecían estar defendiendo a Valentina, sin embargo, cada una de sus palabras empeoraba la situación. Naturalmente, Marc insultó a Valentina aún más duramente:

—¡Es completamente una mujer sucia y barata! ¡No tengo una hija tan desvergonzada como ella! A partir de ahora, ¡no se le permitirá entrar nunca más porque ensuciará el suelo de esta casa! Aitana, eres una chica pura y amable, ¡no hagas cosas parecidas a ella!

Al escuchar esas palabras, a Valentina le dolía un poco el corazón, sofocada por la opresión.

Sabía que Marc nunca la había apreciado, porque desde que era pequeña, él siempre mantenía una actitud indiferente hacia ella sin importar lo que hiciera. Hoy era una excepción porque era la primera vez que mostraba tanta “preocupación” por ella…

que Alicia había traído. Al recordar la verdadera identidad de Aitana, no pudo evitar mostrar una sonrisa

cuenta de que Aitana le mostraba una sonrisa brillante de triunfo evitando la vista de Marc. Un destello de frialdad apareció en los ojos de Valentina,

de Aitana desapareció de inmediato. No esperaba que Valentina aún tuviera el buen humor de

en ese momento, la mano que estaba agitando de repente se cerró en un puño y

rostro de Aitana se ensombreció

su mirada llena de odio en la espalda que se alejaba. Con resentimiento, le envió un mensaje

del cumpleaños de la abuela Rodríguez… También quiero

secretamente en

perder toda su dignidad en el banquete de

***

medianoche, Valentina todavía deambulaba sola por las calles. Los mensajes del grupo de exalumnos de la preparatoria saltaban en la pantalla

en el grupo para “suplicarle” que regresara a casa. Entre las palabras emocionadas de Luna, algunas personas en el grupo preguntaron por el chisme y Luna reveló lo

por lo que no tenía ni una gota en su cartera, ni un

ocurrió algo y un destello de esperanza apareció

¡Su “esposo No. 1”!

su patrocinadora, no le

celular y marcó los números con inquietud y también expectativas. Unos segundos después, escuchó la voz familiar

—¿Hola?

oídos que

¿Quién es? —repitió la

poco la cabeza para dispersar

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