Capítulo 10 ¿Él estaba interesado por ella?

Al escucharlo, los rostros de las damas cambiaron de inmediato. Sin embargo, Valentina se mantuvo calmada y solo mostró una sonrisa fría mientras se

acercaba a Aitana para ajustar un poco su vestido que le quedaba grande. Luego habló lentamente:

Los vestidos de K&K se hacen a medida para cada comprador. Aitana, nuestras tallas son diferentes. Si hubieras dicho que te gustaba este vestido, lo habría devuelto para que lo ajustaran y te quedaría bien.

Fue en ese momento que las damas se dieron cuenta de que Valentina decía la verdad. Olvidaron al instante la imagen de Aitana como una pobre indefensa y le dirigieron miradas llenas de desprecio. Comentaban entre ellas:

-Resulta que este no es su vestido… ¿Lo habrá robado a su hermana? Parece del tamaño de Valentina.

No esperaba que Aitana fuera tan vanidosa. Se dice que es la hijastra de Valentina. ¡Este tipo con un corazón sucio suele tener muchos trucos bajo la manga!

Hijastra… Corazón sucio…

Aitana casi no pudo ocultar su ira debido a la vergüenza, incluso sus puños temblaban. Sin embargo, tuvo que contenerse. Cuando las damas se alejaron, finalmente mostró una mirada maliciosa.

Con la intención de desafiarla, Aitana desabrochó el cuello de su vestido, revelando algunos chupetones. Dijo en un tono provocador:

mañana, en su habitación, fue increíblemente apasionado y ¡me pidió una

eso enfadaría a Valentina. No obstante, Valentina le devolvió una sonrisa

móvil de Noah para que yo fuera allí, ¿verdad? Querías

supiera eso, pero tampoco

qué si es

me importa. Por cierto, si realmente te gusta ese vestido, simplemente dímelo y te lo regalaré. No

llevaba puesto, soltó una risa con desdén

si le hubiera dado una bofetada. Miró maliciosamente la espalda de Valentina y entró en la sala indignada, buscando consuelo en Noah. Cuando llegó, a través del vidrio del estudio, vio a

la humilde actitud de Noah, ese hombre debía ser Don Mendoza. Aitana creía que sería un hombre de

pudiera convertirse en su

idea entró bruscamente en su

una sonrisa aduladora, pero su mirada buscaba

en vestido rojo en un rincón de la sala y se apresuró

presentarle a mi

que hacerlo lo antes posible para invitarle a ser el testigo de su

acuerdo -respondió Santiago y echó un vistazo más a la marca de

interesaba ver a esa señorita tan apasionada como su

llamada de Dylan. Tan pronto como contestó la llamada, se escuchó

chica que me pediste investigar

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