Capítulo 46: Esperando sus Habilidades Culinarias

Una punzada de dolor recorrió la nariz de Valentina.

Santiago se giró, preocupado por verificar si estaba blen, pero Valentina, agarrando su muñeca. lo miraba con ojos suplicantes.

-¿Qué sorpresa? -preguntó con ansias.

Santiago suspiro aliviado. «Aún recuerda eso, parece que no está tan mal», pensó.

-Cuando entres a la final, te lo diré–dijo Santiago antes de girarse y entrar a su dormitorio.

Santiago penso que aceptar la invitación de Lucia como jurado no había sido una mala idea después de todo.

Mientras tanto, Valentina, con su curiosidad insatisfecha, se quedó fuera. Su deseo de saberlo todo se transformó en motivación, y con una inspiración repentina, trabajó toda la noche para terminar su diseño.

Después de subir el diseño al sitio web oficial, Valentina finalmente se fue a dormir a las seis de

la mañana.

A las tres de la tarde, el sonido de su teléfono la despertó. Aún adormilada, atendió la llamada de

Izan.

-Hola… Izan -murmuro.

-Valentina, tengo un amigo de Guadalajara que acaba de llegar a Coralia y quiere conocerte. Lo

siento, él sabe que la «Señorita F» está en Coralia. Es un buen amigo mio y no pude rechazarlo.

decente, solo quiere conocerte -explicó Izan

de la conversación:

Guadalajara… y respondió confusamente.

-Vale- está bien.

vemos mañana a las ocho de la

-De acuerdo.

estaba del todo despierta, murmuró una

hasta la mañana

se levantó fresca y lúcida. Cuando

  1. 10.

cocinaré yo, ¿te gustaria probar mi

pero, sin darse cuenta, empezó

la tarde, Santiago regresó puntualmente a la Villa de Los Pinares. Apenas

Valenzuela

nombres, Santiago sabia

-¿Y qué más?-preguntó.

hay más… -respondió

plan original era reunirlos para hablar y despejar malentendidos, pero cuando llamó a él para

amistad que una vez compartieron

a beber, solo tú

secamente antes de

más interesado en la

vino.

preparar los ingredientes para la cena cuando recibió una llamada de Izan. Recordó vagamente haber acordado

cancelar sus planes

al coche de Izan, Santiago entraba en el garaje subterráneo. Los dos se

a un exclusivo restaurante francés en Coralia. En el local, algunas jóvenes que usualmente iban a lugares de moda solo para tomar fotos para Instagram, se encontraban distraidas, susurrando

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