Capítulo 71 ¿Será su Novia?

En el ascensor, Aitana miró fijamente la espalda de Valentina, temblando de ira.

Valentina, con un andar elegante, salió del hotel y justo cuando iba a tomar un taxi de regreso a la Villa de Los Pinares, recibió una llamada de Izan:

-Valentina, esta noche hay una cena de celebración por el gran concurso de joyería, el señor

Valenzuela quisiera invitarte.

El concurso de joyería había terminado hacía ya varios días.

La cena de celebración originalmente era más temprano, pero Valentina estuvo hospitalizada, y fue Alonso quien postergó la fecha especialmente para ella.

-Señor Valenzuela…

Ese día del concurso, tanto Izan como Alonso la ayudaron mucho, debía agradecerles en persona.

-¡Claro, a qué hora y dónde? ¡Estaré allí puntual! -Valentina aceptó encantada.

-Dime dónde estás y mandaré a un chofer por ti.

Al otro lado del teléfono, Izan pensando en el «esposo de conveniencia» de Valentina, preguntó

casi sin pensar.

-¿Vas a ir sola?

Valentina se quedó perpleja por un momento, sin entender su intención. Miró a su alrededor y

respondió.

-Sí, sola, ¿por qué?

sonrisa se dibujó en los

evento como el de esta noche, no quería que Valentina llevara a su

conveniencia».

dirección. Diez minutos después, un coche lujoso se

y miró especialmente

y una gorra

una energía juvenil

chofer, sino más bien una celebridad que

+15 BONOS

y le indicó al chofer el nombre de un centro comercial, luego cerró los ojos

hora después, otro coche se detuvo fuera del Gran Hotel de

señor Ramos le habla encargado recoger,

la Corporación Mendoza. Santiago, escuchando el informe del guardaespaldas al otro lado del teléfono, su rostro apuesto inicialmente sonriente, se

coche se dirigió a un centro comercial, donde la señorita Lancaster estuvo probándose ropa, y el conductor la siguió todo el tiempo. Esa persona

no monitorear cada uno de sus movimientos. Solo debía informar en caso de situaciones especiales. ¡Y el señor Álvaro

debemos hacer?

seguro de que

de Santiago se enfrió

responder, alguien le arrebató el teléfono de la mano. Intentó recuperarlo con una mirada feroz, pero al ver quién era,

-Señor… señor Álvaro…

le dedicó una sonrisa irónica y luego, con un tono amigable, se dirigió a Santiago al otro lado

-Hermano…

-Álvaro… ¿Qué estás tramando?

en alerta, transmitiendo una sensación escalofriante incluso a través de la línea telefónica. Álvaro lo sintió y se emocionó

Estoy en Plaza

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