Capítulo 160: Su Aparición Inesperada

Valentina se alejó sonriendo, y Noah vio claramente las palabras «Mi Amor» en la pantalla de su celular. Luego, la voz de Valentina al contestar el teléfono llegó desde atrás….

-Mi amor… -lo llamó con una dulzura empalagosa.

Como si le estuviera diciendo a Noah y a los que estaban a su alrededor que su vida matrimonial era feliz y maravillosa, y que todos deberían mantenerse al margen..

Noah frunció el ceño, buscando ayuda en la mirada de doña Lucinda.

Doña Lucinda, con el rostro sombrio y sin decir una palabra, fijó su mirada en Aitana, con una expresión de desprecio, como si concentrara toda su frustración en ella.

Cuando Valentina se alejó, doña Lucinda finalmente lanzó su reprimenda indirecta:

-Si no fuera por ciertas mujeres, Noah y Valentina ya estarían casados. Si algunas tuvieran un poco de dignidad, se alejarían y no se cruzarían en el camino de la familia Rodríguez.

Doña Lucinda parecía haber olvidado su plan original de ofrecer a Valentina a don Mendoza para

beneficiar a la familia Rodríguez.

Aitana se sintió herida en lo más profundo de su ser.

Se levantó, abrumada por la humillación, y salió corriendo sin poder quedarse un momento más.

-Aiti…

-Noah, ¿quieres perderlo todo?

Noah pensó en seguirla, pero se detuvo al escuchar la amenaza de doña Lucinda.

Doña Lucinda miró a Noah y advirtió con severidad:

-No te permito tener ningún trato con Aitana, ya sabes las consecuencias…

Noah apretó los dientes y respondió.

-Lo entiendo, abuela.

llamar «Mi amor» a Santiago al

que no escuchaba a Valentina llamarlo así, y Santiago sintió un placer culpable. Pero pronto se dio cuenta de que

sucedió? -preguntó Santiago, lleno de

Valentina no se escondió:

ahuyentar a

en silencio. Entonces, ¿debería sentirse

ella?

-preguntó, dispuesto a

rechazó la oferta

-No, no es necesario…

hablaban, Valentina ya había llegado al vestíbulo del restaurante y vio a Lucia saludándola desde

irme, hablamos

teléfono, pero Santiago se quedó

[¿Dónde estás?]

se lo envió. Valentina acababa de sentarse cuando vio el mensaje de su esposo. Al

¿qué pasa? ¿Por qué tardaste

inmediato que era Santiago quien llamaba y rápidamente distrajo

un rato, señorita Valenzuela, lamento la espera… -respondió

de Valentina

vez lo olvidaste? ¡Deberías llamarme

«hermana», entonces, solo sonrió cortésmente.

de Valentina, no insistió

a su esposo: nunca debía dejar de contestar sus llamadas. Se encontraba en un dilema, ya que la nueva cliente de su esposo estaba sentada justo enfrente de ella… ¡Qué situación más extraña! Mientras pensaba

somos todos

aún más extrañas a Valentina. Pero

-¿Hola?

verte -dijo la voz baja y seductora de su

sorprendió con las palabras repentinas de su esposo y escupió el agua que no había tragado. El agua salpicó la mesa y

ropa está mojada -dijo Lucía, levantándose para

teléfono, Santiago, al oír el ruido, estaba a punto de preguntar qué había pasado cuando la llamada se

su móvil y temiendo que Lucia descubriera que estaba hablando con

nombre en la pantalla del móvil:

el contacto de Valentina

podia seguir fingiendo.

te dejo aquí. Toma un taxi para volver–dijo Lucía

sonrisa.

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