Capítulo 265: Celos y Envidias

Santiago explicaba con paciencia, insistiendo.

-Tanto si es Aitana como si es Lucia, ninguna es de fiar. Si las ves, mantente alejada,

y si no puedes evitarlas, llámame inmediatamente. ¿Entendido?

Santiago era serio, no cesaria hasta ver a Valentina asentir y decir:

Entendido.

Pensando en los malos momentos que Valentina pasó ese día en el Grupo

Valenzuela Joyería, Santiago sentía que un simple «entendido» no

para tranquilizarlo. Después de reflexionar, tomó una decisión:

-Parece que tendré que asignarte algunos guardaespaldas.

ra suficiente

Valentina se sorprendió: «¿Qué tipo de familia tiene guardaespaldas?>>

Recordaba el equipo médico que había llegado ese día al Grupo Valenzuela Joyería, y

el despliegue había sido impresionante. Ese equipo pertenecía al Hospital Serenidad.

Una llamada de él había movilizado tal fuerza; ¿quién era realmente su esposo?

Valentina lo miraba fijamente, buscando respuestas en sus ojos.

Santiago se sentía incómodo bajo su intensa mirada.

Después de un momento, Valentina se acercó a él repentinamente, su mano sana

incluso agarró el cuello de su camisa.

¿No me dirás que conoces al dueño de este hospital, verdad?

El Hospital Serenidad era privado. El dueño… debía ser alguien muy rico. Al entrar,

había visto junto al logotipo de El Hospital Serenidad, el nombre de «Corporación

Mendoza». ¿La Corporación Mendoza?

-¿En Coralia hay alguna familia importante con el apellido Mendoza?

Valentina frunció el ceño, sintiéndose especialmente incómoda por primera vez debido a su amnesia. En ese momento, solo podía esperar que su esposo le

proporcionara alguna información. Pero Santiago se quedó mirándola fijamente, sin

responder.

El ceño de Valentina se frunció aún más.

-¿Que pasa? ¿No sabes?

ceja, decidida a no preguntar más, sin darse cuenta

revelar su

llegó

-Valentina…

respiración, y seriamente agarró la mano

su camisa, preparándose para revelarle quién era realmente.

con su mirada formal. En ese momento, le recordó a la

boda, cuando intercambiaron votos.

qué sucede? -Valentina

-Soy…

-¡Valen!

a hablar,

la puerta, viendo a Diego y

-Silvana, señor Harper….

Harper?» La cara de Diego se tenso, señalando a Valentina con

de insatisfacción.

-¿Cómo… qué me llamaste?

le hablaba con cariño,

llamaba por su nombre.

te llamo señor Harper, ¿hay algún

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hacia Silvana y tomando

-Silvana, ¿qué dices?

ignorando su clara desaprobación,

que no

Diego frunció el ceño.

Para ti, ¿solo puedo ser

descarado frente a don Mendoza, pero Diego no tenía ningún reparo en desafiarlo, incluso buscaba provocarlo. Solo Valentina podía hacer que Santiago se

acercó a Valentina, poniendo un brazo sobre su hombro. El contacto no la molestaba, al contrario,

Diego era mucho más alto que ella, y el doble de ancho debido a su rutina de ejercicio; casi se

ser solo el señor

Silvana quedaron estupefactas ante su comportamiento.

una sonrisa

Silvana

tú lo resuelves!

esforzaba por mantener una sonrisa, Diego la había

ella sentia una cercania hacia él, pero su intuición le

se conocían desde hace

a él si no

llena de dudas, sin llegar a una conclusión,

-¡Diego, suelta tu mano!

y se acercaba a

2500

Santiago ya había agarrado

a retirar la mano.

hombres de la élite, ¿cómo

controlara su cuerpo así?

los dos quedaron

llenaba la habitación, la puerta del cuarto estaba abierta,

a entregar medicinas,

volver sobre sus

Valentina y Silvana en la

casi no

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