Capítulo 0025

-¿Mamá, ya llegaste? Cuando no esté, recuerda tomar una taza de leche tibia antes de dormir, ¿de acuerdo? Y no te olvides de tomar las vitaminas… no te cubras con demasiadas mantas por la noche, podrías resfriarte. En tu maleta, he puesto nuestros peluches favoritos. Si no puedes dormir bien, déjalos que te acompañen…

Ese hijo mayor de Silvia, si no quería hablar, no decía ni una sola palabra. Pero cuando hablaba, parecía un anciano, dándole consejos y recordatorios sin parar, ¿de quién habría heredado eso? A veces, Silvia sentía que él era la más maduro que ella.

-Está bien, mamá lo he anotado todo.

Después de que Oscar terminó de hablar, Silvia colgó el teléfono con

gran pesar.

Ella sufría de depresión y pérdida de audición, además de estar embarazada. Durante ese tiempo cuando acababa de salir del país, a menudo pasaba noches enteras sin poder dormir ni comer. Aunque su enfermedad no se curó después del nacimiento de los niños, su condición sí mejoró un poco.

que los niños crecieron y aprendieron a caminar y

en esta

peluche, que aún tenían un ligero olor a leche. Esa noche silvia se acostó

en el Hotel Intercontinental para asistir a una subasta

+25 BONUS

regresar, Silvia ya había investigado a Julio a través de personas en el país. Sabía que estaba muy ocupado

fuera tan

que

el hecho de tener que acercarse nuevamente a ese hombre

Personas como Julio, con gran poder e influencia, tenían sus propios palcos y no necesitaban

segundo piso, en el palco VIP, Julio vestía un impecable traje de chaqueta que resaltaba sus grandes ojos tan fríos como el

que había venido aquí hoy era por un collar en particular. Era un recuerdo dejado por Silvia en la familia Orellana, que había sido vendido a bajo precio por la madre y el hermano de Silvia en el extranjero, y ahora había regresado de nuevo al país. A largo de los años, cada vez que habia noticias de Silvia, sin import de qué se

momento del collar con esmeraldas con un precio inicial de un millón cuatrocientos mil. El secretario de Julio levantó directamente la tarjeta con el número «dos millones ochocientos mil». La gente presente no pudo evitar suspirar, el precio se duplicó de inmediato. Muchos magnates reconocieron rápidamente al secretario de Julio. Todos sabían en su interior que no

sería adquirido por Julio, ocurrió algo

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