Despidiéndose de mi amor

Capítulo 0036

Natalia escuchó justo la última frase, y le parecía algo extrafiada.

Adrian no era alguien entrometido, bromeó un poco y no le dijo nadal en absoluto a Natalia sobre el regreso de Silvia.

Natalia, con buen tacto, no le preguntó más, pero en su corazón

comenzó a resentir a Adrian en completo silencio, y se dirigió

directamente hacia Julio.

-Julio, ya se acerca el fin de semana. La señora quiere que volvamos juntos a cenar esta noche.

La «señora» a la que se refería Natalia era la madre de Julio. Sin necesidad de pensarlo, era otra vez a casarse y tener hijos muy pronto.

Julio ni siquiera levantó la cabeza: Entendido.

Al escuchar esto, Natalia se sentó inmediatamente en el sofá de la oficina. ”

-No tengo nada que hacer hoy, así que te esperaré aquí.

¿Todo el dia? Julio la miró con estrechez: -¿Estás tan ociosa?

Natalia se quedó atónita. Antes de que pudiera responder, Julio le dijo fríamente: -Cuando trabajo, no estoy acostumbrado a tener a extraños cerca.

Natalia quedó momentáneamente sin palabras. Se levantó: – Entonces te esperaré afuera.

no le respondió

del despacho con cierta resistencia y

sea en el pasado cuando salían juntos o

y distante hacia ella.

capaz

de tolerarlo incondicionalmente.

+25 BONUS

Silvia parecia

la oficina que antes estaba ocupada por David estaba ahora vacía. Preguntó a la secretaria: ¿David no

ocupado organizando el matrimonio del joven señor,

repentino pesar en su corazón.

una vez por ella. Ahora, enterarse de que lo estaban comprometiendo no le sentaba muy bien

quién es la otra parte?

reflexionó antes de responder: -La familia Nápoles está haciendo una especie de selección, supongo que no elegirían a una

que aún no

sintió un poco reconfortada en su

HIL

número de David. Lo había conocido a él durante hace muchos años y nunca se había enojado

otro lado, en un discreto vehículo comercial cerca de la mansión el

-¿Ella vive aquí?

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respeto el guardaespaldas

algo más cuando sono su teléfono. Lo recogió y vio que era Natalia quien efectivamente

llamaba.

Julio. ¡Si no fuera por el