Despidiéndose de mi amor

Capítulo 0039

Viviana: Tú no eres para nada un niño, jeres un pequeño diablillo!

Oscar le dio una palmadita en el hombro: -Ya que estoy aquí, acepto las consecuencias. Me disculparé con mamá cuando lleguemos.

Viviana quería llorar, pero simplemente no podía. Se sentía

manipulada por un niño. Y lo peor era que no podía de nuevo enviarlo solo de vuelta. Aunque pensaba que sería seguro para él tomar el

avión de regreso solo.

-Quédate aquí obedientemente. Voy a llamar a Silvia, de lo contrario, Nuria se preocupará muchísimo por ti.

-Descuida, dejé una nota para mi abuela diciéndole que estoy contigo -respondió amablemente Oscar.

Viviana:…Maldito diablillo.

Ella levantó el teléfono y llamó a Silvia de inmediato. Mientras tanto, Silvia sostenía una taza de agua caliente en el balcón, recibiendo la

llamada.

-Viviana.

Viviana, sintiéndose un poco culpable, miró al pequeño al lado suyo: -Silvia, quería darte una sorpresa… pero…

Silvia estaba muy confundida: -¿Qué sucede?

-He vuelto a Brasmo, estoy en el aeropuerto, y… Oscar vino conmigo.

Silvia se sorprendió.

le pasó el teléfono a Oscar para que se lo explicara él mismo.

culpes a Viviana, fui yo quien compró el boleto de

deregreso. Estás solo en Brasmo,

preocupa.

el boleto de

siempre había sabido que Oscar era muy inteligente, pero nunca imaginó que un niño se atrevería a

¿Has olvidado lo que mama

-Pero

sintió conmovida y no pudo encontrar palabras para

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resolver la situación: -Silvia, no te preocupes por eso, ya lo he planeado. Dejaré que Oscar se quede conmigo

la única opción posible en ese

restaurante. Viviana

-Vamos.

grande y otra pequeña, salieron del

Una vez dentro del coche, se dirigieron hacia el centro de la ciudad. Oscar miraba por la

familia Ferrer. Y esa calle comercial solía ser de la familia Orellana, pero luego fue adquirida por Julio.

tanto…

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a mitad de camino, se dio cuenta de lo

bastante tonta, ¿por qué te estoy contando todo esto a

edificio está

dijo: -Viviana, en septiembre de este año cumpliré cuatro años, ya

sin

vehículo se desplazaba lentamente y, en poco tiempo, llegaron al

restaurante acordado.