Despidiéndose de mi amor

Capítulo 0093

-Si has elegido ser famosa, deberías saber cuántos chismes y rumores vas a enfrentar-la voz de Julio era sombría.

Al escuchar eso, Natalia se sintió fria por dentro. Julio era como una fuerte roca, sin ningún rastro de compasión.

-Julio, quédate conmigo, por favor.

Pero Julio la desenmascaró directamente: -Sé que mi madre quiere que tengas un hijo conmigo, no te hagas ilusiones con eso.

Natalia se quedó perpleja al instante.

Luego Julio agregó: -Es mejor ser prudente y no buscar problemas.

Dicho esto, se marchó rápidamente.

Natalia lo observó alejarse, ¡sin entender por qué era así! A pesar de que su padre estaba lidiando por ahí, él podía permanecer muy fiel.” Nadia quería tanto un nieto, pero ella no tenía la oportunidad de dar a luz.

Natalia llamó de inmediato al médido para que tratara la herida en s

mano.

Después de salir del apartamento Brisas del Barrio, Julio llamó a su asistente, Adrian.

-¿Cómo va?

está listo. Hemos tomado algunas medidas

que vayas. ¡Deberíamos poder traer al

quieres decir

+25 BONUS

no estaba

gente de lo habitual cerca del hospital últimamente. Manejar a esas

todo eso, Julio reflexionó por un

de inmediato un vuelo a Reinolanda. Iré

-Si, señor.

al aeropuerto. Si no fuera por el repentino autolesionado de Natalia, ya estaría en el avión. Traer de regreso al niño significaba que Silvia no tendría motivo alguno para irse, y su madre no lo presionaría más para

seguridad en espera. Ellos patrullaban de un lado a otro para prevenir que extraños se acercaran

luces del pasillo del hospital se apagaron instantáneamente. Antes de que pudieran reaccionar, un grupo de guardaespaldas entrenados y uniformados los agarraron por la boca, los golpearon con fuerza

Todas esas acciones tomaron menos

un minuto.

del hospital también fueron saboteados. Cuando las luces se encendieron de nuevo, Julio ya

Julio observaba con detenimiento

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an SU

acostado en la cama, sin poder dormir y frunciendo el ceño de vez en cuando.

frente.

abrió con lentitud los ojos. Sus pupilas, tan negras como el ónix, eran idénticas a las de Julio. Al ver al hombre, no mostró signos de pánico, sino por el contrario, miró a su alrededor con confusión antes de darse cuenta de que estaba

ninguna emoción y simplemente miró a Julio con gran desconcierto.