Capitulo 0144

Silvia solo pudo mirar desde lejos las hermosas flores de peonia rosada en el exterior del patio

-No esperaba que todavia estuvieran aqui-murmuró con ternura

para sí misma

Eduardo siguio fielmente su mirada y vio las hermosas flores de peonia, realmente encantadoras Lavilla parecia antigua, pero rebosaba de gran vitalidad en cada rincón, mostrando el cuidado con el que fue construida por sus antiguos dueños

-¿Esta es?-le preguntó Eduardo involuntariamente

casa de la infancia en Brasmo-respondió con tristeza Silvia Lamentablemente, ahora ni siquiera tenia derecho a entrad

-Vámonos -dijo Silvia apartando de inmediato la mirada

hom

El vehiculo se alejó lentamente Silvia en ese momento no vio a un dido entre los arbustos cercanos, un poco desaliñado, Stado observando secretamente.

de dar un agradable paseo por la ciudad, Silvia pidió a

do que la llevara de regreso a la villa Dasis Más tarde, en la ala de música, tocaba el piano mientras escribía muy entretenida partituras. El guardaespaldas informo a Julio sobre la agenda de Silvia para el dia.

Llegó la noche.

café Cruz. En ese momento, Silvia también estaba en camino en su automóvil desde la villa Oasis. Su teléfono

+25 BONUS.

mensaje de Eduardo:

realmente fue al café Cruz].

ver a dónde iria Julio. precisamente esa noche. No fue una gran sorpresa para ella. Natalia seguía siendo la misma, siempre dispuesta a informarlo todo.

estaba casi vacía esa noche. Natalia habia reservado un

y una chaqueta para cubrir las rojeces en su piel debido a la alergia. Incluso si no tuviera una

frio, aunque

acababa de regresar al país. Su tez y su estilo la hacían destacar, su figura habia recuperado

ele

en quien la

su belleza, que

bailarina.

dijo Natalia, reprimiendo su disgusto interior y colocando discretamente su teléfono sobre la mesa. Ya había marcado con anticipación el número de Julio, quien afuera podía escuchar

Luego, Natalia sacó un cheque por mil millones y le dijo:

reunía cien mil millones, te irías de la vida.

+25 BONUS

Julio. No tengo tanto dinero. Y aunque pudiera, no sería muy apropiado dártelo. Después de todo, Julio no es una mercancía que puedas vender a tu antojo. Toma primero este billete,

cien mil millones para comprar su libertad? ¿Cómo se le ocurrió hacer eso? Siguió escuchándola en completo silencio. Tan pronto como Silvia aceptara ese dinero,

ese billete

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