Capítulo 0187

El dormitorio estaba lleno de recuerdos dejados por el padre de Silvia. Entre ellos, una pintura en particular era de Silvia hecha por su padre. Después de la muerte del padre de Silvía, su madre, Andrea, y su hermano menor, Antonio, no pudieron administrar muy bien la empresa y finalmente tuvieron que subastar todas las cosas valiosas de la casa.

Desde

que Silvia regresó al país esa vez, había estado buscando los amados recuerdos de su padre, especialmente esa pintura. En la pintura, Silvia tenía poco más de diez años, vestida con un delicado traje blanco, sentada en el balcón, sosteniendo un gran ramo de flores, estaba radiante y muy risueña.

Silvia caminó lentamente hacia la pintura, recordando con ternura su padre con el pelo blanco y su rostro lleno de absoluta bondad mientras la pintaba. Ella extendió la mano y tocó la pintura suavemente, sintiendo una tristeza profunda:–

-Pensé que nunca encontraría esta pintura de nuevo.

Porque esa era una pintura que su padre le había hecho, sin valor algún monetario. Nunca imaginó que Julio podría encontrarla.

Al ver la reacción actual de Silvia, Julio supo que realmente había elegido el regalo correcto esa vez. Se acercó paso a paso.

-Puedes llevar todas estas cosas de regreso a casa.

Era llevar de regreso a la villa Oasis, no llevárselas a dondequiera. ¡Solo quería hacer lo mejor posible para que Silvia no quisiera irse!

emociones y miró a Julio, muy agradecida en

-Gracias.

el futuro. Lo que sea que necesites, realmente te lo daré le dijo

de Silvia se oscurecieron por un momento y afirmó vagamente.

tarjeta negra y se la entregó.

usar esta tarjeta como quieras.

no fue sino hasta que Silvia se fue que se dio cuenta de que ella nunca había gastado

tarjeta que le ofrecía, negó con la cabeza.

necesario,

15 BONUS

mano de Julio se quedó suspendida en el aire, luego de un breve momento de silencio, le explicó de nuevo:

y mujer, ¿verdad?

seguro si como esposo

aceptó, de todos modos, cuando terminara el mes,

quería abrazarla, besarla, tomarle la mano… Era como si realmente estuvieran entrando en el matrimonio en lugar de solo un acuerdo de nombre. Después de tres días en el pueblo, regresaron juntos a Brasmo. Por la noche, Julio la llevó en coche a la orilla del

las ocho en punto, los fuegos artificiales estallaron de forma deslumbrante en el cielo puntualmente. A su alrededor, había varios grupos de personas. Silvia y Julio parecían especialmente felices juntos, y en ese momento, para los

el cielo, Silvia sintió el fuerte impulso de revelar

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