Despidiéndose de mi amor

Capítulo 0202

El silencio reinaba en el entorno por completo, sólo interrumpido por el susurro de las hojas al ser arrulladas por el viento.

Silvia miraba fijamente el rostro de Julio, tan familiar como siempre, sin saber cómo empezar. Al final, sólo pudo decir:

-Lo siento muchísimo, ahora mismo creo que…

Pero antes de que pudiera terminar, Julio la interrumpió.

-No se trata de ti.

Los ojos de Silvia se contrajeron de repente al escuchar su voz, dura y muy fría, que continuó diciéndole con firmeza:

-¿Crees que un hombre elegiría tener hijos con una mujer que lo ha traicionado, y que casualmente ha tenido un hijo con otro hombre?

Julio no esperó su respuesta y se fue rápidamente hacia la habitación. Una vez en su habitación, arrojó su abrigo a un lado con total frustración.

Justo ahora, cuando dijo que quería tener hijos, después de escuchar la negativa de Silvia, se dio cuenta de lo ridículo que era, y sólo entonces se dio cuenta de lo absurdo que había sido él hoy. ¿Cuánto necesitaba un hijo para estar dispuesto a ser el padre del hijo de otra persona?

Fuera de la villa. Silvia se quedó sola en el viento, con las palabras de Julio resonando en su mente. Su rostro permanecía bastante impasible mientras avanzaba directo hacia la sala de

estar.

creando una sensación de vacío aún mayor, lo que inevitablemente la

así que regresó de nuevo a su habitación. Sacó su teléfono y comenzó a reproducir

melodía suave logró calmar un

un fuerte relámpago. Poco después, la lluvia comenzó

la lluvia desde la ventana, sin saber en realidad cuánto tiempo había pasado. Estaba a punto de quedarse dormida cuando escuchó el sonido de un coche arrancando afuera, seguido

podría ser en un momento como

estaba dormido, así que decidió salir primero. Cuando abrió la

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con vendajes alrededor de su cuello y empapada por completo por la lluvia, pálida como un

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esperaba que Silvia fuera a abrir la puerta y se quedó mirándola asombrada durante unos segundos antes de preguntarle:

-¿Dónde está Julio?

en ese momento, sin sentirse

mano de Silvia y luego,

de mármol, resonó con un fuerte golpe,

tiempo de reaccionar antes de que Julio la apartara de un solo tirón hacia atrás.

cubierta de sangre siendo lavada por la lluvia. Julio inmediatamente marcó el

pasos después de ser empujada con fuerza por Julio, antes de poder estabilizarse. Cuando miró a Natalia de nuevo, la vio pálida y con la voz muy débil.