Despidiéndose de mi amor

Capítulo 0225

En la finca Quintas del Arroyo.

Silvia y Juan caminaban juntos. En el camino, ella estaba muy atenta a las cámaras de seguridad, y efectivamente eran tal como las había descrito Juan.

Llegaron a un lugar tranquilo y desierto, donde Silvia se agachó:

-Juan, mamá tiene algo que quiere decirte.

Ok

Mamá está preparada para llevarte a casa en unos cuantos días. Durante este tiempo, necesitas estar preparado, ¿de acuerdo?

Juan lo afirmó con alegría:

-Está bien.

Silvia sonrió ligeramente y acarició con delicadeza la cabeza de su hijo.

-Pero esta es una cosa entre nosotros dos, no puedes decirselo a nadie en lo absoluto, incluyendo a la niñera y al señor Ferrer. Hacemos un pacto–le dijo Silvia levantando la mano.

Juan lo aceptó de inmediato:

-Hacemos un pacto, ¡100 años sin cambio!

Silvia se sintió un poco preocupada, después de todo, su hijo era aún muy pequeño. Pero si no le decía a Juan con anticipación, y algo salía mal el día que se fueran, esto no sería bueno.

Juan notó de inmediato la preocupación de Silvia y la mirá con sus grandes ojos, mostrando una expresión de total inocencia. Luego, bajó la voz y le dijo en el oido de Silvia:

Ferrer me ató aquí por dinero, no soy ningún

se sorprendió por un momento, luego no pudo evitar sonreír. Era

que cuando estés solo aquí, asegúrate de

te preocupes por mi, mami.

pecho con su

sacó un dispositivo de comunicación en miniatura y lo instaló dentro de la

comunicará contigo

+15 BONUS

nadie lo descubrirá?

bien la misión le dijo Juan con

a

piso, observando a las dos figuras,

ese momento a la puerta

acuerdos de transferencia de todas las empresas de la familia Orellana, según su solicitud,

escuchar eso, Julio lo miró

-Entendido.

la señorita Orellana?-le preguntó

y su hijo, solo para darse cuenta de que habían desaparecido de su vista. No le respondió a Adrian, se volteó

él. Ambos

incluso lo llamó con

-Señor Ferrer.

-Humm….

pidió al niño que fuera con

Silvia con

extrañará. Nos veremos

regreso, Silvia y Julio subieron directo al coche, y Adrian también

notó en ese momento que no se estaban dirigiendo

¿A dónde vamos?

-A la empresa.