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Will sentia que su cabeza estaba a punto de estallar, sobre todo porque estaba siendo mediador en toda la situación caótica de la manada. Tener al antiguo alfa a punto de morir, a sus supuestos hijos a punto de arrancarse el pescuezo reclamando tanto la posición que por derecho les pertenece y también a la loba que era la mate de ellos. Todo eso le sacaría canas en su ya clara cabellera, por la que se pasó la mano sintiéndola empapada de sudor. Se estaba volviendo loco.

Pero lo primero era lo primero. Solucionar el tema del alfa de la manada eso era lo más importante, después vendría lo de la Luna. Se preguntó la razón por la que la Diosa Luna le había otorgado a esos dos lobos a alguien como Clara. Una hembra defectuosa, sin apenas personalidad y que prefería quedarse en una esquina recibiendo castigos que levantarse en todo su esplendor. Eso siempre había detestado de ella. Aun si era media ciega y había tenido una infancia un poco dura por lo que había oído, al menos podría tener más fuerza de voluntad, pero no. Tener a alguien así en el puesto de la Luna de la manada, sería una catástrofe, una que ya estaba ocurriendo.

Demonios,

Bajó la escalera llenándose de paciencia, caminando en dirección a la habitación en donde había dejado a los hijos del alfa. Tocaba hablar con ellos y ver a que acuerdo se llegaba. Los dos no podían ser alfas. Pero había una realidad, Ethan podía ser su hijo, pero tenía menos derecho que Dixon, al menos a los ojos de la manada. Ellos no aceptarían a un lobo que hubiera aparecido de la nada simplemente a tomar un lugar con tanta responsabilidad. En cuanto a Dixon, todos sabían de su existencia y que había estado entrenando arduamente para ser el alfa.

Un serio problema.

Dio un profundo respiro y entró a la habitación solo encontrando a Dixon sentado en un sofá, con los ojos cerrados y la cabeza recostada sobre su mano. Su ceño estaba fruncido dolorosamente. Su cuerpo tenía marcas de la pelea anterior con su hermano gemelo, sobre todo en su torso que ahora llevaba descubierto, aunque solo quedaban marcas, las heridas más profundas habían cerrado dado su alta recuperación, digna de un lobo como él. Aunque en su piel había marcas más finas de heridas muy viejas que mostraban por lo que su cuerpo había pasado. Will cerró la puerta con cuidado y se acercó a él con el mayor sigilo.

se detuvo a una distancia prudente viendo como este abría los ojos,

de voz algo cansado. Will trago en seco. No lo

hermano? Ante la

de mi No tenía conocimiento de ningún hermano, fio lo *eparo tan fácilmente, y menos dejaré que tome lo que es mío, después de todo por lo que pas TAS ANOS de L amiento, de estar separado de todo lo que

tan peligrosamente sus colmillos

las celdas – lo interrumpió Dixon – Lo mandé a encerrar, no tengo paciencia para tratar

La verdad es que hay un tema que tengo que hablar con los dos ya que el alfa había tomado cartas en el asunto había que pasar al plan B. Dixon

tema iremos a verlo pero que no vuelva a repetirse. Will asintió y lo siguió, agradeciendo que su alfa no fuera tan cerrado de mente como el anterior. Caminaron atravesando la manada donde las miradas recayeron en el nuevo alfa y en su cuerpo que apenas se había dedicado a cubrir. Las miradas de las hembras danzaban entre celos, ilusión y

las mazmorras alejadas de la manada y entraron. El olor a humedad invadio sus fosas nasales. No era un lugar usado con regularidad, pero todo indicaba que por el momento si lo sería. Avanzaron casi hasta el final donde encontraron a Ethan sentado en el suelo con la espalda recostada contra la pared. -Oh, hermano, te arrepentiste de tu decisión tan pronto-soltó con ironia Ethan alzando

Will

la estancia se llenaban de las feromonas de esos dos machos que querian arrancarse el cuello por lo que su espalda estaba

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