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Clara negaba una y otra vez con su rostro bañado en lágrimas. Por más que él alfa la acusara, sus palabras no correspondían ni de lejos con la realidad.

¿Marcada? – su voz temblaba completamente quebrada-Solo pude ser marcada por un lobo sus palabras indicaban que lobo- He pasado toda mi vida sola, siempre me han intimidado, se han reido de mí. Y fue aun peor cuando, después de cumplir mis 18 años aun no apareció mi mate. Y los años que vinieron después no cambiaron eso. ¿Cómo estaría con alguien más? Nadie aquí me desea y además solo puedo responder y entrar en celo a mi mate- hablaba tan rápido que apenas se podía entender. Pero eso a Dixon lo descontroló aún más.

-Mentirosa- le expetó mostrando más sus colmillos- Tienes el oro de otro macho encima y osas decir que soy yo el que te marcó. Clara asintió con la cabeza. Ella no podía ver muy bien, sin embargo, no debía haberse equivocado tanto ¿verdad? -Nos encontramos anoche- ella intentaba buscar una respuesta e intentar aclarar el malentendido que estaba entre ellos – Yo estaba allí después de huir de la ceremonia. Me besaste, me tocaste, casi nos enlazamos, pero desapareciste. -Mentira- Dixon gruñó tan fuerte que ella se engurruñó toda, totalmente asustada- Anoche yo estaba junto a mi padre, acababa de llegar a la manada en secreto, para que nadie supiera mi paradero.

-Pero, pero…- Clara lloraba sin consuelo, aún más confundida que antes – Eras tú, estoy segura – sollozó- Tus ojos eran iguales. Dixon, ante eso frunció el ceño marcadamente y se arrodilló delante de ella. -¿Estás jugando conmigo?- esos orbes la fulminaron- El color dorado de nuestros ojos es parte del linaje del alfa de esta manada y por generaciones ha sido así. Solo mi padre y yo los poseemos. Así que tu mentira se está desmoronando. Inventa algo mejor.

Clara volvió a negar con la cabeza asustada y con cada vez menos opciones. No tenía forma de explicarle a su mate que era verdad lo que ella estaba diciendo.

-No estoy mintiendo, no estoy mintiendo- ella sollozó aún más cubriendo su rostro con sus manos. Si ni siquiera su mate la entendía entonces… entonces… que valor tenía. Solo había soportado estar viva junto a su abusadora familia, pensando que algún día su mate la haría feliz.

Estaba tan equivocada.

y hasta cruel. Conocía lo que era la relación de mate, lo que debería sentir y hasta estaba emocionado por el momento, pero al encontrar que la loba que la diosa luna le había entregado fuera alguien tan fácil y que se hubiera dejado marcar por otro macho, eso le hacía hervir la

irreales y extraños al haberse reunido con ella en su presentación en la manada. Recordaba no haberse medido para declararla suya delante de todos y demostrar que ella era de él, Sin

fuerza suficiente para poder resistirlo. Bueno, si había podido dejar que otro lobo la marcara eso significaba que no era tan así. Cerró los ojos. Comenzaba a dolerle la cabeza de pensar tanto en el tema, y su pecho

podía permitir. Que ella pagara por traicionarlo. -¿Cuál es tu nombre?- su voz era

apenas

Dixon tu mate…- mientras decía esas palabras la loba se tensó tanto que apenas pudo respirar, ya sabiendo lo que pasaría- Yo te..- en ese preciso momento que el alfa diría la palabra más letal para las parejas destinadas la puerta de la habitación fue abierta de golpe. El alfa gruñó en consecuencia al recién llegado fulminándolo con la mirada. Había sido interrumpido en el

agitado y conmocionado. Su rostro

un paso y bajara la cabeza en sumisión- Debe

la habitación atestada de feromonas densas y muy agresivas. Algo no estaba para nada bien. Aunque no era quien para juzgar y menos para dar opinión. Su trabajo era

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