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-No pongas resistencia- fue lo que le dijo el lobo contra su pido después de soltar el lóbulo que dejó húmedo y con algunas marcas de colmillos que la habían hecho gemir-Soy tu mate, tu alfa, tu lobo. El macho del que llevarás sus cachorros- las manos de él recorrían el cuerpo de ella de arriba abajo, de una forma algo dura, pero a la vez excitante. Su erección presionando entre las nalgas de ella- Acéptame, no me tengas miedo, no tiembles por mi- su tono era más de orden que de un pedido. 1 Clara se mordió el labio inferior. Ella sabía de lo que el macho era capaz, ya lo había hecho antes, y aunque le había dicho sus excusas aún tenía miedo del futuro, de cómo la trataría, sin embargo, no era muy diferente a lo que estaba acostumbrada. -Ah-un gemido salió de sus labios cuando el cabello de ella fue corrido hacia un lado cayendo sobre la almohada como una pesada cascada y la lengua áspera del alfa lamió sobre su glándula, una zona erógena e igual de sensible que su interior. Sus manos se apretaron a la almohada y se estremeció.

Ir en contra de la marea, luchar por lo que le estaba haciendo, intentar huir era en vano. Estaba atrapada en una espiral que no podía salir, por lo que solo le quedaba dejarse tocar, solo que no espero que su cuerpo respondiera con más intensidad que antes. Dixon la tocaba de una forma que dejaba caliente cada zona donde sus dedos presionaban. Podía ser debido a que la había marcado con su olor. No lo sabía, no podía pensar..

-Lo estás sintiendo bien-Dixon susurró contra su nuca. Su cabello negro acariciaba la piel de ella y le daba cosquilla. Aun así, el lobo deseaba más. Su boca se estaba haciendo agua – Deja de temblar, no te follare- se relamió los labios- Voy a comerte. 1

entendió sus palabras pues no estaba relacionado con el sexo y

No, no quiero. No me hagas daño-lo tomó de la peor forma aumentando sus temblores y sus ojos

que hacía que Dixon se quedara confuso. Por momentos ella tomaba la iniciativa y se sentía tan fuerte y decidida y

sentir como unos dedos se desplazaban por su cadera hasta llegar a sus nalgas y seguir aún más abajo, allí estaba su sexo y presionaron allí, en un punto que le hizo jadear y apretar la sábana – Es aquí donde voy a comerte- la punta de los dedos de Dixon apretaron el clítoris escondido

salió ningún sonido ante la estimulación de su cuerpo. Una sensación que había sentido y con la que no estaba del todo familiarizada y más

se estaba cubriendo de una

curiosidad, su cuerpo labia dejado de lemblat ligeramente. Solo tenía que ser un poco más agradable, coino había dicho Willy podla tenerla asi. Nu era tan dificil. Alinenos de esa manera podia cubarla con su

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