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Clara había esperado mucho tiempo dentro de la habitación y no había recibido noticia alguna de la situación de la manada y de sus mates. Y tenía una muy mala sensación sobre el tema. Estaba preocupada. Sumamente preocupada. Aquello que lo llamaba se había esfumado poco después que Ethan se había ido, sin embargo, eso no la tranquilizaba. Se llevó la mano al vientre y lo acarició en un intento de calmar la molestia que había en este. El dolor y el calor que cada vez iba en aumento ya era incómodo. Las mordidas de sus mates palpitaban en su cuello como un recordatorio que ella tenia dueños. Malditos dueños que no estaban con ella en ese momento. El olor, de cualquiera de los dos, era suficiente para calmar la molestia dentro de ella.

Al parecer ya pronto estarían enlazados. El celo estaba rayando en su interior. Después de eso ella podría tomar el control del cuerpo sin sufrir tanto en el proceso. La presencia de la otra Clara la estaba debilitando demasiado.

Pasó otra hora más y los rayos amarillentos del atardecer comenzaban a pintar los techos de las casas de la manada. Clara había tenido que salir y pararse en la entrada de la casa del alfa, a ver si conseguías noticias inútilmente. Había muy pocos lobos por aquella zona y los pocos que pasaban no le dirigían la palabra. Se imaginaba el porqué.

Por razones como esas ella se preguntaba qué valor tendria ser la Luna de una manada que siempre la había tratado peor que el estiércol y nunca habían hecho algo con el objetivo de ayudarla. Simplemente se habían quedado de largo, Pero claro. Cuando ella se había hecho con el pez gordo… o mejor con los peces gordos, ahi habian cambiado su perspectiva hacia ella, pero no de la mejor manera. Aunque después del espectáculo que había dado en la ceremonia de Dixon cualquier cosa podria ser. Pateó el piso con la punta de su pie y cruzó los brazos sobre su pecho. Ni siquiera tenia noticia de sus mates y eso la estaba poniendo ansiosa. ¿Qué realmente estaba pasando? Al menos estaban vivos. La sangre dentro de ella de ambos, latía con fuerza

-Luna-escuchó una voz detrás de ella y Clara miró encima del hombro era uno de los guardias de la puerta.

Buen momento.

Alguna noticia del alfa

EL lobo inclinó la cabeza.

Está en los límites de la manada – respondió de forma directa y seca. Como ella se esperaría

– Espero que él y su hermano terminen pronto y regresen.

su hermano?-

giró

beta lo mandó a llamar que lo fuera

del guardia

pero el hermano del alla fue en la dirección contraria a donde se encuentra el alfa.

de Clara

de donde vivo ese

negó con la

fue. Hay lobos especificos para dar recados de ese tipo junto al alfa y

la llamó y eso la hizo salir de su encrucijada mental. Era aquella loba que la cuidada y que la noche anterior había osado coquetearle a su lobo. No recordaba su nombre, no había tenido tiempo de ello. Y

en una situación

dieron órdenes de que la mantuviéramos alimentada. Clara lo

seguridad – Esperaré a que regrese el alfa. Un

nosotros esta vez fue el guardia el que intercedió. Clara les dio

caliente y sensible. Se llevó la mano de pronto a la cabeza. Tuvo una pulsada. Mal momento para que la otra Clara estuviera fastidiando. No era momento de salir. Sin embargo, antes que pudiese hacer nada por el aturdimiento sintió como algo

por la escalera y descendió golpeándose los tres escalones hasta llegar al suelo. Su cabeza sono

fuerza. Eslaba perdiendo el control de su cuerpo. Como había dicho. Mal momento para que a La otra Clara

los pasos de aquella loba bajando hacia ella antes de ser arrastrada por las Cadetias

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