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La luz de la luna iluminaba los senderos del bosque. El sonido de los pasos agitados era lo único que irrumpía en la tranquila noche junto con los jadeos húmedos de los lobos corriendo. La corrida de la manada se estaba llevando a cabo.

Y todos los miembros seguían a su nuevo alfa a cierta distancia pero sin perderle el rastro. Solo Clara, su proclamada pareja corria casi a la par de él sin apenas esfuerzo. Tantos años corriendo por su vida de los salvajes le había valido para algo. Aun le impresiona que Dixon la hubiera dejado correr junto con él en el punto inicial de la manada, pero si, ahí estaba ella. El lobo había bajado de la tarima con su enorme cuerpo de color negro azabache que le suplicaba el tamaño y se habia parado al lado de ella restregando su cabeza grande por su cuello. Había lamido justo detrás de su oreja como una muestra de posesividad cariñosa por decirlo de algún modo. De esa forma le indicaba que ella tenia que estar al lado de él. Incluso había vertido feromonas encima de ella casi borrando las de su hermano que hasta el momento habían marcado su cuerpo. Mas no era precisamente correr al lado de su pareja lo que inundaba sus pensamientos. Clara sentía que su pecho latia de una emoción desconocida y hasta preocupante.

Había escuchado aullidos a lo lejos, aullidos que los demás miernbros de la manada al parecer no los habían percibido, y hasta pensó que eran ideas suyas. Sin embargo, después de escucharlos por al menos tres veces nás se dio cuenta que no. Y la estaban llamando. No decían su nombre, pero su parte más salvaje latía profundamente y el impulso de correr hacia allá era inminente. Tenía que luchar para mantener junto a Dixon y eso era algo que también la desconcertaba. Algo más fuerte que sus mates era capaz de atraerla.

Y no pudo contenerse más cuando entraron en la zona más concurrida del bosque donde tenían que sortear los árboles haciendo que ella se separara por momento de Dixon hasta que ya no sintió el olor de él sobre ella, sus pasos, su cercanía. Todo a su alrededor era…

«Clara>>

solo giró hacia su izquierda y

sus mates si lo notaron. Y el gruñido que dio Dixon fue lo suficientemente alto para que las ramas de los árboles se estremecieran a su alrededor demandando que ella volviera junto con él, pero Clara simplemente lo ignoro. Ella se alejaba dejándolos de lado. La imagen que pasó por la mente de Dixon fue cuando ella habia huido la primera vez de ellos. Fue tan vivida que se estremeció. No podia dejar la corrida de la manada pues eso era una falta que podia costarle el puesto, aunque

una forma que solo su hermano pudo escuchar y este no necesitó que terminara de decir el

lobo dorado se desvió forzando sus patas traseras y corrió en dirección a donde Clara había corrido. Al inicio penso que su hermano lo haria, nunca se

no poder alcanzar a Clara, recordando que no era la primera vez y que ella corria realmente rápido. Aun cuando sus patas eran más largas y fuertes le costó acortar la distancia entre ellos, y lo que más le preocupaba, ella estaba llegando a

poner una correa después de esto. Ella ya le había demostrado más de una vez que se le podía desvanecer de las garras como el

distancia, pero cuando casi la habia tocado Clara se detuvo en seco girándose hacia él mostrando todos sus colmillos, como real fiera molesta. Sus orbes completamente rojos y Ethan se

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