Capitulo 3

Capítulo 3

Joyas?

Fruncí el ceño suavemente y alcé la voz para decirle a Isaac, quien acababa de entrar al baño: “Isaac, Andrea ha llegado, voy a bajar a ver.”-

Casi en el siguiente segundo, Isaac salió con grandes pasos y con una expresión que nunca había visto antes en él, fría como el hielo me dijo: “Yo me encargo, no te preocupes, ve a arreglarte.”

El hombre, que siempre había sido calmado y reservado frente a mi, tenia un tono de voz mezclado con una emoción indescriptible, pareciendo a la vez irritado y nervioso.

Una sensación extraña surgió en mi corazón y le dije: “Ya me arreglé, incluso te preparé la pasta de dientes, ¿lo olvidaste?”

“Bueno, entonces bajemos juntos, para no hacer esperar a la visita.”

Lo tomé de la mano y comenzamos a bajar las escaleras.

Las escaleras tenían un diseño en espiral, y al llegar a la mitad, pude ver a Andrea sentada en el sofá, vestida con un elegante y simple vestido blanco. Ella también oyó el ruido y levantó la vista, con una sonrisa tranquila. Cuando su mirada cayó sobre nuestras manos entrelazadas y su taza de agua tembló, derramando un poco del contenido en ella.

“Ah…”

estado un poco caliente, pues hizo un pequeño

taza de las manos y preguntandole:

pero sin dejar espacio para replica, tomó la mano de Andrea y la

su mano y diciéndole: “No es

Si no cuidas una quemadura, puede dejar cicatriz,

reprendió, sin

a aprender a cocinar. Aunque teníamos a Sonia, la comida que ella preparaba no le caial bien a su

ruido, solo se acercó, tan calmado como siempre y me preguntó: “¿Estás bien? Ve a cuidarte, yo terminaré de cocinar.”

pero sin emociones fuertes. A veces, sentía vagamente que algo no estaba bien. Pero habiendo estado enamorada de él en secreto durante tantos años, con innumerables emociones registradas en mi diario sobre él, casarme con él ya era suficiente para mí. Simplemente pensé que era su naturaleza ser apacible

que le servi a la señorita Andrea era agua con liman.”

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Capitulo 3

trajeron de vuelta a la realidad. Mi vista se volvió borrosa sin saber cuándo, y mi corazón se sentía como si estuviera siendo apretado por una

las manos de Andrea, pero por su preocupación desordenada, ni siquiera se

bajé las escaleras lentamente, mirándolos con una sonrisa irónica y dije: “Cariño, Sonial le sirvió a Andrea agua con limón, fría, no puede quemar. ¿Por qué no te preocupas también por si le

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