Capítulo 82

Al soltar esas palabras, cerró la puerta del carro de golpe

César también se subió al auto de inmediato diciéndome: “Señora, disculpeme.”

La puerta se cerró con seguro. Solo pude mirar, impotente, como Isaac caminaba hacia otro carro, donde lo esperaba su guardaespaldas. Ambos vehiculos arrancaron casi al mismo tiempo, pero en el cruce de semáforo tomaron direcciones completamente opuestas. Como si Isaac y yo nunca hubiésemos estado destinados a caminar juntos. Me senti completamente drenada, sin fuerzas, hundiéndome en el asiento, con un torbellino de emociones en mi mente. ¿Para qué? Yo estaba dispuesta a dejarlo todo por él y por Andrea, ¿acaso eso no era suficiente? Isaac, ¿qué era lo que realmente querías?

Mientras César conducía, observaba mi expresión y, con cautela, empezó a hablar: “Señora, realmente.

Al fin y al cabo, usted es la señora Montes, y

no tenía que pelearse asi con el presidente Monte

Andrea… no deberia preocuparle tanto.”

“César.”

Bajé la ventana, dejando entrar el aire frío, y apreté mis labio: “¿Tú también crees que, con solo levar el titulo de Señora Montes, deberia estar agradecida?”

por favor no me malinterprete. Solo que el presidente Montes es más de tomar las cosas

eres su asistente, es normal que

con él. César, quizás no entiendas,

relación solo de nombre, y mucho menos

“Usted…”

que quiere es el corazón del

temiendo la compasión o la lástima,

baja: “Pero, el corazón del presidente Montes ya está muerto, ¿no

asi?”

“¿Qué has dicho?”

y no pude escucharlo claramente: “¿Muerto, qué?”

hubiera dicho algo que no debería, y rápidamente lo negó diciendo: “No. nada.”

de Mario, creció a su lado y llevaba años trabajando con Isaac; rara vez dice algo inapropiado. Intentar

hasta mi apartamento, se aseguró de

casa y me reí de mí misma. Como si no fuera

14:48

para volver

me levante temprano, me prepare un desayuno nuntito para llenarme de energia y luego

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