Diario de una Esposa Traicionada
Capítulo 159
Capítulo 159
Me quedé paralizada un momento, echando un vistazo dentro de la bolsa, había dos cajas de terciopelo exquisitas. Dentro estaban los amuletos de esmeralda que Ricardo había preparado para el bebé. Un dolor fino y denso cruzó mi corazón, y con voz fría dije: “Esto es lo que tu abuelo le dio al bebé, ya que el bebé ya no está, debería devolverselo.”
Él me miró fijamente y luego dijo: “Mi abuelo te lo dio a ti, si quieres devolverlo, ve y devuélveselo a él.”
Me di cuenta de que ese hombre, cuando se ponía irracional, era completamente imposible de razonar. Apreté mis labios y le dije: “Isaac, puedo aceptar otras cosas, pero esto es demasiado valioso.”
Él exclamó sin pensar. “Es para ti, no es para extraños.
No pude evitar apretar mi mano, reprimiendo la sensación extraña en mi corazón, tratando de mantenerme lógica mientras decía: “Entre nosotros, solo falta el documento de divorcio, es mejor mantener las cosas claras.”
“¿Claras?” Isaac levantó ligeramente la esquina de sus ojos frivolos, mirándome con calma.
Me senti repentinamente nerviosa por un momento y le dije: “Sí.”
¿Con qué claridad?”
Se apoyó en el respaldo del sofá, con una postura relajada y preguntó despreocupadamente: “Has estado casada conmigo tres años, me has visto de pies a cabeza, ¿quién sabe si has tomado fotos.
por eso, ¿y aún quieres claridad
cy
desnudo sin que yo lo supiera? Nunca
conmigo?”
algo. Lo miré con enojo y apretando los dientes le
veces.” El argumentaba sin
palabras y le
mirar una
sus largos dedos se posaban sobre el segundo botón de ónice de la camisa,
pero luego, viendo a través de su truco, me rei
la cortina diciendo: “Adelante, deja que todos
“Oh.”
pero en cambio, sonrió con malicia, con una
quitó la camisa. Tenía hombros anchos y cintura estrecha, con un perfecto triángulo invertido, mostrando un amplio pecho musculoso y líneas suaves, y más abajo, se podían
“¿Sigo, no?”
con los dedos alrededor de la hebilla del cinturón, parecía que,
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importaria quitárselo
verlo, cerré rápidamente la cortina y mordiéndome los dientes dije: “Isaac! ¿Qué, te gusta el
que me desvistiera?” Preguntaba sabiendo la respuesta, con un aire de inocencia.
Update Capítulo 159 of Diario de una Esposa Traicionada by Rocio H. Gómez
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