Capítulo 180

“Cuando fui acogido por la familia Guzmán aquel año, todos me despreciaban por ser un hijo ilegítimo.”

Permaneció en silencio por un momento, sus hermosos ojos reflejaban emociones complejas mientras decía: “Pero sé que él engañó

a mi madre…”

Fue entonces cuando descubri que David, siempre tan sereno y amable, también tenía un pasado difícil y largo. Su padre fue el primer amor de su madre, pero él, por el bien de la familia, se casó en secreto con otra mujer sin decírselo a su madre. Para cuando su madre se enteró, él ya estaba a punto de nacer….

“Mi madre me llevó lejos, pero aun así no pudimos escapar de la venganza de Lidia Ybarra.”

“Tu madre…”

Al mencionarla, vi dolor en sus ojos y un odio que había reprimido durante mucho tiempo, pero rápidamente lo ocultó, aunque su voz seguia tensa: “Ella murió.”

La mano que colgaba junto a su piema se cerró en un puño y sus nudillos estaban pálidos. Mi corazón también se hundió al escucharlo… Cuando tenía ocho años, su madre apenas tendría unos treinta. Y todo fue por no haber sabido juzgar a las personas, pagando un precio tan terrible.

David curvó sus labios en una sonrisa amarga y dijo: “Según el plan de Lidia, yo también habría muerto, pero como ella no podía tener hijos, la señora mayor de la familia Guzmán no le permitió hacerme daño.”

Fue entonces cuando realmente me di cuenta de que en los ojos de las familias poderosas, la vida humana no tenía valor. Lo único que importaba eran los intereses y las estrategias.

Aprese mis labios mientras decía: “Entonces, Eloísa…”

que me llevaran de vuelta a la familia

poco: “Fue a un orfanato y eligió a alguien

era su padre, y Lidia era la mujer de mediana edad que lo había golpeado antes en el

es de extrañar… que no quieras tener nada que

y luego pregunté con curiosidad: “Eloísa dijo que ayer te encargaste de Alejandro

queria ir a rescatarte.”

melancolía en sus ojos, y sonrió con resignación: “Pero llegué tarde. Sin embargo, cuando llegué, me encontré con tu tío saliendo, y me dijo que Alejandro… te había

la cara con su zapato. Pero, por no hacerme

mis labios y le pregunté: “¿Y

“Si.

se tocó la nariz: “Después de entender lo que pasó, también golpeé a tu

se iluminaron de inmediato: “¿En

en desacuerdo, también sonrió y

hecho muy bien.” Asentí sin dudarlo, y

puesto

y le dije:

mejor mantenernos a salvo. No teníamos mucho…

y preguntó:

“Impulsivo.”

“No te preocupes.”

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