Capitulo 190

La tensión era palpable, sin dejar espacio para la cortesía. Isaac siempre tuvo una presencia imponente, pero David no se quedaba atrás.

David, tranquilo y sin inmutarse, sonrió ligeramente diciéndole: “Si estar casado significa que ella no puede tener ni siquiera interacciones sociales básicas, entonces deberías reconsiderar si tienes algún problema psicológico.”

Isaac, notando el olor a alcohol en mí, su voz se heló aún más: “¿Un hombre y una mujer bebiendo juntos, y lo llamas simplemente una interacción social?”

“Entonces, el presidente Montes debería reflexionar aún más sobre sí mismo.”

David no retrocedió ni un poco, tomó mi bolso que estaba en el asiento del copiloto y me lo pasó, esbozando una sonrisa y diciéndole: “Cuando tu esposa estaba bebiendo, ¿dónde estabas? ¿Qué estabas haciendo?”

Isaac, observando cómo tomaba mi bolso, tensó su mandibula, sus oscuros ojos estaban llenos de un

torbellino de emociones tumultuosas.

Con una expresión sombría, tomó el bolso primero, con una sonrisa fría: “¡Eso no es asunto del señor Guzmán!”

Dicho eso, me agarró de la mano, ignorando mi resistencia, y me empujó hacia el negro Maybach que estaba al lado.

“¡Presidente Montes!”

adelante, bloqueandolo sin más preámbulos, con una voz profunda: “¿Le has

en el aire parecía aún más

miró, levantando ligeramente la barbilla con una sonrisa sarcástica, casi como dando una orden:

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Capitulo 191

Capítulo 191

su confianza. Si, no negaré que alguna vez me gustó mucho, pero, ¿qué le hacía pensar que me quedaria

asi que simplemente dije pausadamente: “No

sobre la cabeza del hombre, profundizando la sombra de sus ojos y su tono era tan frio como

un golpe. Ignoró mi intento de abrirla puerta, asegurándola bien. Afuera, dos hombres de casi un metro noventa de altura imponian su presencia, creando una tensión

escuché a

carro con un ruido ensordecedor, mientras su mandibula tensa delataba sus emociones. David lo

con voz

y toqué la puerta del carro, estaba bloqueada, siendo también imposible de abrirla y le

tanto, el conductor ya había arrancado el vehículo, dirigiéndose hacia la salida

bajar. En ese instante, una fuerza me jaló

a ese hombre con ojos fríos y distantes mirándome fijamente, con una sonri burlona en sus labios mientras preguntaba: “¿Así que quieres volver con él?”

le dije: “Yo

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