Capítulo 207

En la penumbra, Camilo se apoyaba de lado contra el tronco de un árbol, su cabello corto y desordenado caía sobre su frente, y el arco de sus ojos se elevaba, dándole un aire despreocupado y rebelde. Como si fuera lo más natural del mundo, le hablaba de esa manera a una mujer que acababa de conocer ese día, por lo que su comportamiento erá inapropiado para la ocasión. Con el frío cortante del aire, me sorprendía que también él hubiera decidido ir al jardin.

Guardé mi celular, algo a la defensiva, y pregunté: “¿Qué haces aquí?”

“Tranquila, no te estaba siguiendo.”

Camilo respondió con una pereza fingida: “Dentro estaba demasiado sofocante, solo quería tomar un poco de aire. No tenia ni idea de que en Puerto Nuevo fueran tan abiertos.”

“Solo ellos.”

Siempre había pensado que ese hombre no era tan simple y que era mejor no involucrarse demasiado con él.

Con cautela, decidi ir al grano: “¿Podrías no mencionarle esto a nadie por ahora?”

Necesitaba que ese asunto me ayudara a alcanzar mi objetivo, y si él lo divulgaba, todo habría sido en

vano.

“Claro, señora Montes.”

Aceptó rápidamente, pero cambió de tema: “¿Y mi beneficio?”

Frunci el ceño: “¿Beneficio?”

“Soy de los que nunca hacen nada sin obtener algo a cambio. Nunca he hecho algo sin esperar un

beneficio.”

se diera cuenta de mi ausencia en el salón, y podria sospechar que había estado en el jardin, espiando algo indebido.

irme, pregunté:”¿Qué

lo

que harás algo por mi.

acepto.” Acepté sin pensar.

de todo, era probable que después de esa noche no nos volviéramos a ver y sin pruebas, nai podria culpar

enderezo y echó un vistazo a mi sencillo vestido negro preguntándome: “¿No

frio?”

y respondí automáticamente: “Un

frio.” Me elogio, y luego se abrochó su chaqueta de cuero, como si quisiera evitar malentendidos, no volvió al salón inmediatamente, sino que se

ya que no tendría que esperar más para poder

del salón, el aire

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acercó con una sonrisa: “Te

pregunté con una

Guzmán, y él era el único heredero, debería estar demasiado ocupado como para preocuparse por los

negó con la cabeza, algo resignado y me dijo: “Todavia no. Solo vine a verte un rato, por si

te

aseguré, intentando aliviar sus preocupaciones: “Ve y ocupate de

“Bien.”

y luego añadió: “Te he preparado un regalo, te

es el cumpleaños de Jimena? ¿Para qué quieres

se pueden recibir en

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