Capítulo 244

No me sorprendió que él preguntara eso, asentí con la cabeza y dije: “Sí.”

Camilo echó un vistazo a la torta que tenía en mis manos y luego levantó la vista, sus ojos contenían un escrutinio mientras me miraba: “¿Creciste en Puerto Nuevo?”

Me quedé sorprendida por un momento antes de darme cuenta de que aún estaba en su búsqueda de encontrar a su prometida perdida, y probablemente quería investigar a cualquiera que tuviera alguna similitud. Admiraba su búsqueda de veinte años como si fuera un solo día, así que mi respuesta fue un poco más paciente y detallada: “No, cuando era pequeña vivía en San Pablo del Norte, que está bastante lejos tanto de Puerto Nuevo como de Villa del Mar.”.

“¿En serio?” Él murmuró casi inaudiblemente, el brillo en sus ojos marrones se desvaneció un poco. Pero su mirada nunca se apartó de mí, como si quisiera ver a través de mí a otra persona.

Me reí levemente: “¿La familia Monroy encontró un reemplazo para su hija, y tú también buscas un reemplazo para tu prometida?”

Esa señorita Monroy también de seguro lo tenía bastante difícil. Pero bueno, la gente se iba y las cosas cambiaban, era normal después de tantos años. Solo me preguntaba si ella alguna vez regresaría, la familia Monroy aún tendría un lugar para ella.

Al escucharme, Camilo esbozó una sonrisa que no llegaba a sus ojos y dijo despreocupadamente: “Solo pensé que era una coincidencia. Al menos hay miles de personas en el país celebrando su cumpleaños hoy, y además… ella era tan pequeña cuando se perdió, probablemente no recuerde su propio cumpleaños.”

Su expresión se oscureció y respondió desinteresadamente, antes de añadir por cortesía: “Feliz cumpleaños.”

que él se quedó inusualmente callado, lo cual me hizo sonreír:

se fue a casa con las manos en los

de ánimo para celebrar el cumpleaños de alguien más aparte de la señorita Monroy.

que comer la torta yo sola, pero al abrir la puerta de casa, encontré las luces encendidas. Leticia salió del baño con el cabello mojado, secándose las gotas de agua mientras sonreía: “¡Por fin llegaste! Me preocupaba que no regresaras

calentó el corazón: “¿Cómo viniste?”

con ese perdedor y yo me ausentaba. Este año, finalmente estás soltera, así que no me lo perdería por

cabeza con una toalla para secarse el cabello y miró la torta: “Ya compré una, ¿por qué tú también compraste?”

la compré yo, la encontré en la puerta de casa, ¿no escuchaste el timbre?” Le

ducha y no lo

curiosa: “¿Quién

fue Guzmán.” Respondí.

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Capítulo 244

en la nota era exactamente igual al que me envió por WhatsApp. Aparte de él

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