Diario de una Esposa Traicionada

Capitulo 363

Capítulo 363

Isaac me miró con intención y me preguntó: “¿No te parece que aquí está demasiado iluminado?”

Leticia me aplicaba cuidadosamente la pomada y dijo: “No, la iluminación está perfecta.”

“Isaac.”

Lo miré y le dije: “Mejor vete.”

“¿Que me vaya?”

Isaac echó un vistazo afuera y sus ojos oscuros reflejaban preocupación: “¿Acaso piensas ir a ofrecerte como bolsa de sangre móvil otra vez?”

Entendi a qué se refería.

Aunque la familia Galindo era razonable, la familia Monroy y su locura eran insoportables. Me veian como una espina en el ojo, siempre dispuestas a arrancarme la piel a la mínima oportunidad.

Isaac, tranquilo y sereno, arrastro una silla para sentarse al lado de la cama, cruzando piernas y preguntándome: “¿Quieres beber algo de agua?”

“…Ahí estás, con las piernas cruzadas, ¿quién se atrevería a pedir agua?”

sus largas

Leticia, guardando rencor por incidentes pasados, aprovechó la oportunidad para desahogarse.

Isaac sonrió y dijo: “Pero si tú estás aqui.”

que estés divorciado.”

sonrió y me trajo un

recibir

era temprano

ya no m

picaba

tomar un taxi de vuelta

“No hace falta…”

me cubrió con él, luego me cargó sobr hombro con la cabeza hacia

fiebre, si te da el viento nocturno, empeorará.

detrás de mi “¿Qué novela de

directamente en el

se sentó en el asiento del copiloto por inercia, mientras Omar conducia. Me sentia irritada, la verdadera naturaleza de una persona nunca cambia. Especialmente después de arrancar esa máscara de falsa paz, su

nunca había

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Capitulo 363

mano, comenzó a llamar uno por uno. Preguntando y anotando al mismo tiempo. Las órdenes de las damas elegantes de la noche anterior, todas erant personalizadas. Necesitábamos fijar citas para tomar medidas, consultar preferencias y estilos. Aunque era por el prestigio de los Galindo y los Monroy, también teniamos que cuidar nuestra reputación. Me servi un vaso

Era Jazmin.

escuché que tuviste una alergia severa

“Ya estoy bien.”

puerta más ampliamente, intentando hacer espacio para que ella entrara, pero me detuve sorprendida: “David, tú también

“¿Aún me preguntas?”

severa y no me dices nada, ¿realmente estás bien ahora?” “Mucho mejor.” Sonreí y les permiti entrar.

con una sala fuera del dormitorio.

qué eres alérgica?”

ayer, no se lo dije al médico, solo mencioné que habla comido algo que me había causado alergia antes. Toqué las