Diario de una Esposa Traicionada

Capitulo 364

También tenia mis dudas. Junto a Jazmin, sin haberlo planeado, ambas mirabamos a David El, sin diferir en nada de su habitual compostura, sequia llegando mi vaso de aqua mientras esbozaba una sonrisa ligera: “No hay nada que no se pueda decir, sols que hablar demasiado podria causarle problemas.”

Jazmin pregunto:”¿Por qué?”

“No dijiste que las cosas estaban tensas entre el y tu papa?”

David bajo la mirada, explicando con calma. “Cuanto más detalles des, más se preocupará por Cloe Si las cosas se complican de nuevo en casa, ¿no seria eso problema para él?”

“Tienes razón.

Jazmin asintió: “Pero ya lo dije, ¿qué hago? Aunque el no lo haya visto, ya no puedo retractarme

David mantuvo su sonrisa: “No te preocupes. Tomaremos las cosas como vengan.”

Leticia salió del dormitorio, sorprendida de ver a David y Jazmin y los saludó con una sonrisa.

David la miro y dijo con cierta pena: Thiago te estuvo esperando el dia de su boda.

“Esperandome para qué?”

a beber lentamente. El tema claramente la afectaba La invitación a la boda de Thiago habia llegado tanto a sus manos como a las mías. Ella definitivamente no iria. Y yo, como su amiga, tampoco tenia razón para

“Supongo que no te ha

“Guzmán

las que menos merecen

habia sabido como soltar las cosas y con eso, cambiamos de

vi la hora y les pedi que bajaran a almorzar. Aunque aún no estaba completamente bien, tenia que cubrirme el rostro con una mascarilla. Así que mientras ellos disfrutaban de manjares,

iban adelante.

sobre mi diciendo “Coe,

sé.” Sontel levemente

Camilo y yo no necesitaba ser selada por nadie. Además, Vanesa

siempre pensé que eras

que ellos tienen más oportunidades

decir “David, eres una persona muy buena Y como has visto, lo de Camilo y

las relaciones donde habla una tercera persona

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costa.

arqueó una ceja, aparentemente curioso: “Pero, ¿y si tú fueras Vanesa? ¿No dudarías en estar

me quedé pensativa. Mirándolo con algo de resignación,

haría si fuera Vanesa, el simple hecho de que Vanesa era la señorita Monroy, ya era una posición que no me atreveria ni a