Capítulo 390

Ya estaba decidido, al llegar a ese punto, no me quedaba otra opción. Pero, por una vez, queria ser egoísta. Me levanté y dije: “Señor Galindo, si usted no puede hacerlo, creo que yo tampoco.”

No quería, tomar decisiones por Camilo bajo la excusa de hacerlo por su bien. Pero, sin importar lo que él eligiera, yo lo respetaría.

La mirada de Gregorio era penetrante cuando dijo: “Ahora, por amor a ti, está actuando impulsivamente, dispuesto a renunciar a todo. ¿Pero qué pasará después? Al caer de su pedestal, ¿cuánto le durará la novedad? ¿Has pensado en cómo se sentirá dentro de tres, cinco, diez años?”

Me quedé sin aliento.

Gregorio se burló y me preguntó: “¿Y cuando vea a su madre y a su hermana pagar el precio por su amor, se arrepentirá? ¿Te culpará a ti, el obstáculo en su camino?”

Había que admitirlo la experiencia venía con la edad. Cada palabra apuntaba directamente

al corazón del asunto.

“No importa si eres la señora Montes, la señorita Coral o la señorita Monroy.”

Gregorio abrochó su chaqueta diciendo: “Solo espero que tengas claro que él te ha esperado. tantos años, ¿acaso va a sacrificar su propia vida por ti? ¡Entonces realmente no mereces su amor! ¿O es que no ves cómo Ventana del Mundo está presionando paso a paso al Grupo Galindo? ¿Quieres arrastrar a Camilo hacia abajo y a toda la familia Galindo también? Te doy dos días para pensar, si dejarás que siga siendo el Camilo de los Galindo o si se convertirá en una persona común, fuera del brillo de nuestra familia.”

que se había cerrado de nuevo, con la mente en desorden. En ese momento

Contesté: “Hola.”

sonaba como de costumbre, llamándome con cariño: “Cloé, me surgió algo, hoy te voy a fallar, ¿qué tal si reprogramamos para cuando

adoraba, seguramente estaría personalmente en el hospital acompañándolo.

aún, considerando que todo eso fue por él, ya debía estar sintiéndose culpable.

algo, hay algo en lo que pueda

último momento

Capitulo 390

no sabía cuáles eran pero florecían brillantemente, sintiéndome sombría pero tratando de mantener un tono ligero:

¿Tan

“Claro que

tranquila en casa haciendo tus diseños, y

perezosa se tiñó de una sonrisa: “Piensa un

ánimo, también sonrei y le pregunté: “¿Nuestro

la que

¿ya terminaste la llamada? El especialista extranjero ya llegó para la consulta, vent también a

y la de una elegante mujer de mediana edad sonaron al unisono. Debía ser Ruth.

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