Capitulo 411

Agarre a Leticia y me fui directamente. Elya tenia hovia, no había necesidad de explicar demasiado

No fue hasta que mi figura desapareció completamente en la esquina que Camilo retiró su mirada, observando a Ines con Indiferencia preguntó

Qué pretendes hacer?”

*Qué pretendo hacer? Ines señaló su teléfono con la boca: “Conseguir el WhatsApp de tu amiga, ¿cómo piensas agradecerme?”

Camilo respondió framente: “No es necesario”

Inés sonnd: “Entonces, ¿por qué la detuviste?”

Inés expresó su desden: “Esa táctica de jugar al gato y al món para conquistar chicas, ¿quién to enseñó? Está totalmente pasada de moda” Camilo no se inmuta: “Inés, ¿alguien te ha dicho alguna vez que te ves más guapa cuando no hablas?”

Eso no le gustó a inés: “No puedes esperar perlas de la boca de un perro, no es de extrañar que hayas estado soltero durante veinte años.” “Vete al diablo.” Ledjo.

Camilo mordisqueo la punta de su lengua y soltó una risa maldiciendo.

ningún mensaje. Ese era su estilo. Siempre decía irse y se iba, cortaba lazos sin mirar atrás, sin un apice de conciencia. Probablemente, el filtro de su infancia se habia espesado, no importaba lo que hiciera, el no podia odiarla. Pero, tampoco quería dejarla ir tan fácilmente, para que no se olvidara de la lección. Camilo abno su foto de perfil, estaba en un atardecer, apoyada contra la barandilla del balcón, mirando distraidamente hacia el salón. En el resplandor del atardecer, habia una soledad indescriptible en todo su ser, Por alguna razón, sintió como si su corazón se apretara. Después de

no encontro

habia publicado nada

de mirar,

contestó molesto:

no sueltas los dispositivos electrónicos, ya no quieres

eso, como si recordara algo, dijo: “Parece que me confundió con tu novia, seria mejor que busques una oportunidad

explicar?” Camilo casi serie de la ira: “Estás

explicación, y el tenia que explicar? No

ducha, el torrencial aguacero de verano cala como granos de soja, golpeando el vidrio, con un sonido estruendoso. Leticia sostenia dos copas de vino

me

le pasé el

miraba cuidadosamente, contando los hechos:

si.”

en silla de ruedas, esos últimos dos años debieron ser los más dificiles para él. Siempre tan arrogante, no sabia cuánto le habia costado aceptar la

sentó con las piernas cruzadas en la alfombra, apoyada en el sofa, y tocamos

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