Capítulo 40

Su plan era impecable, con Vania ayudándola a encubrirlo, en los últimos cinco años, Asier no había tenido ninguna sospecha.

Lo inesperado fue que Elia, esa mujer, se acercó a Asier por iniciativa propia.

Ultimamente, Asier comenzó a dudar si aquella mujer de hace cinco años realmente había muerto.

El sentimiento de crisis en el corazón de Maribel se hacía cada vez más fuerte.

Hubo vanas oportunidades para despedir a Elia, pero todas las perdió.

Inmersa en sus pensamientos confusos, Maribel vio a Asier levantar la cabeza y mirarla, al encontrarse con sus ojos profundos, Maribel sintió un escalofrío y rápidamente se puso seria, ocultando su admiración por él.

Se acercó y dijo dulcemente: “Sr. Griera, si no tiene nada más que hacer, puede continuar con su trabajo, yo recogeré las tazas.”

Fue a la pequeña mesa y comenzó a recoger las tazas de café que ya habían sido usadas.

Asier no levantó la vista y respondió en voz baja: “Deja eso para la limpiadora. Tu periodo de tres días libres puede comenzar“.

un gesto de sumisión, ocultando sus emociones: “Sr. Griera, acabo de enviar a alguien a investigar la información de la mujer

con una sola

pequeña mesa en silencio, robándole

era guapo, su presencia era imponente, honorable, y llena de

ver con

términos de presencia,

la puerta. Se acercó al escritorio y reportó: “Sr. Griera, el desfile de

documentos

un vistazo a los documentos y dijo en voz baja: “El viejo vendrá a verlo, debes asegurarte de que

Griera.” Bruno aceptó

a punto

oficina fue golpeada repentinamente, una voz femenina preguntó en voz baja: “Hola, soy

puerta de la oficina estaba abierta y la

de color beige, una cola de caballo, un poco gordita, con

madre de

oficina, pareciendo sorprendida por el entorno

se dio cuenta de que no había notado a la mujer y que seguía

Así que dijo: “Si

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