Capítulo 62

Entonces, envejeció rápidamente.

“Estoy bien, solo un poco resfriada.” Josefina las vio llegar con una sonrisa en su rostro.

*Tia Josefina, estamos aqui!” Iria, llena de energía como una conejita saltarina, llegó al lado de la cama de Josefina, su cara redonda llena de una dulce sonrisa.

“Iria, estás de vuelta, déjame verte. Ay, qué guapa te has puesto” Josefina sonrió mientras acariciaba la suave cara de la niña con una mirada

amorosa.

“Hola, Tia.” Joel también se acercó para saludarla.

“Tia.” Dijo Abel.

“Hola, Tia.” Inés se acercó para saludarla también.

Josefina rio hasta que no pudo cerrar la boca: “Tengo muchos dulces, iré a buscarlos para ustedes.”

Se levantó de la cama, sacó un manojo de dulces hermosamente envueltos de un armario y los repartió entre los cuatro niños.

Esos dulces eran regalos de los aldeanos durante las fiestas, los habia guardado para cuando los niños volvieran.

niños recibieron los dulces y comenzaron a comer

a coro con sus

arrugas de Josefina se intensificaron con su risa: “Jeje, no

los cuatro niños salieron a jugar

pequeñas figuras alejándose, comenzó a llorar mientras reía, su

en que

estuviera viva, sus hijos

lágrimas: “Josefina, eso ya pasó, estoy

y asintio: “Si, han pasado muchos años. En realidad, solo es dificil de aceptar para nosotros, los que todavía

nudo en la garganta y se le llenaron los

sabe cuánto dolia perder a un

sentir profundamente el tormento y dolor en

“Vamos a recoger nuestras cosas e ir al cementerio. No

sola”

Elia asintió.

el cementerio

llegar alli, había que atravesar

de campo eran caminos

niños iban delante como conejitos, los adultos

fuerte, caminaba por sí misma, Elia la

Pronto llegaron al cementerio

la ciudad, hechas de cemento y bien hechas, sino

comida que llevaron

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